8 mar 2020

Minirrelato: El sueño de Elva (IX)

8 de marzo
Ella Fitzgerald sueña cantando que canta en el cuarto de Elva, canta por aquellas que no superaron el miedo y las barreras entre sus sueños y la realidad. Las buenas malas normas para ser mujer buena y obediente. Mujer que debía vivir con el aparentar, porque el ser no importaba. Eras la hija de..., la esposa de..., la mujer de..., la amante de ... Pero no eras.

Bravo por las que cantaron, bailaron y estudiaron, mirando de frente a los hombres sin tener que usar las mal entendidas armas de mujer. Billie Holliday acompaña la cadena, se acuerda de aquellas que murieron sin vivir, las que sufrieron la confusión de la caricia y el bofetón. Se acuerda de aquellas que son mutiladas para que su sexualidad se más fea y desagradable, con la excusa de que es para su protección. Billie canta por aquellas que son obligadas a casarse cuando aún sueñan con unicornios con hombres viejos que nunca conocieron el respeto a la infancia y a la mujer.

Nina Simone se presenta y habla en nombre de las mujeres en territorio bélico usando la violación como arma de guerra, si destrozas a una mujer destrozas el futuro de esa nación. Canta Nina más alto y no te calles, sigue denunciando.

Sarah Vaughan afina mientras defiende al respeto a las decisiones que la mujer decida realizar sobre su cuerpo: más ropa, menos ropa, ir sola a los límites del universo sin temer ser asaltada, nunca se ofreció ni estaba en mal lugar.

Abby Lincoln habla del respeto y solidaridad entre mujeres, esa sororidad que junto al empoderamiento, están de moda y sonríe porque le han puesto purpurina a algo que ya se hacía en la sombra. Abby manda un beso que se confunde entre el humo del salón, se acuerda de las chamanas, de las yerberas, de las parteras, de las esteleras, de costureras, de las cocineras, de las maestras, de las cuidadoras, científicas, de todas las que bailaron de puntillas a medianoche para no molestar, a las que escribían es cuadernos ocultos, y a aquellas se disfrazaron de hombres para avanzar.

Pronto se unen The Cordettes, cantando para que te despiertes y te quites las legañas de arena, animándote a imaginar, proyectar y correr hacia lo que te hace crecer. Sin rencores, pero sin olvido. Hay mucho que sanar y corregir, hay mucho que autocurar y dejar de lamerse las heridas. Hermanas todas en la construcción de la imagen de la mujer que abrirán puertas y allanarán el camino de las nuevas generaciones. Mujeres que ya no parirán patriarcado, matriarcado, ni ofrecerán al mercado modelos obsoletos y caducos. La palabra alma es más completa en su abstracción que mil etiquetas mal puestas. Ninguna virtud queda mal puesta, ningún adorno superficial la hará brillar más que sentirse realizada y en el camino que ella a elegido.

Elva las escucha a todas presentar su discurso con ritmo y empezó a cantar como ellas una letra que aún estaba por escribir pero que conocía perfectamente...


1 mar 2020

Minirrelato: El sueño de Elva (VIII)

Había sido una semana dura, le afectaban mucho las historias de sus clientes, cada tarde se pesaba y duplicaba su tasa. Ya se había traído a alguien a casa de nuevo, levantó las manos hacia el techo respirando hondo. ¡Aquí no, por favor!- se dijo así misma exhalando un suspiro. Encendió la música, se puso a bailar para exorcizar las energías que traía pegadas al alma, el dolor que ellos exudan. 

Por suerte, nunca había soñado con ellos, aún no habían saltado la barrera íntima del descanso, pero no podía olvidar sus historias: 

Pepita que con su ictus en el lado derecho había aprendido a pintar mándalas con la izquierda y quiere volar antes de que venga el siguiente coágulo a cambiarle los planes.

Antonia, afectada del nervio óptico, vive ciega en actitud anteponiendo los miedos a sus capacidades, aunque esto no amarga ni oscurece su bello y generoso corazón. Aunque es una golondrina atrapada por las cortinas, siempre huyendo de la luz.

Rocío un mujerón de 1,70 cm. Una mujer bella, bastante entera y autosuficiente de 90 años que decide convivir con un hombre de 85 para cuidarse el uno al otro. Lo que no sabían es que a los pocos meses el Alzheimer sería el tercero en discordia robándoles toda la ilusión y desbarando su proyecto de vida. Haciendo que ni ella ni él se pudiesen echarse una mano.

Esperanza, consumida hasta los huesos y una demencia que la salva de su realidad encamada, habla en verso. Le pregunté si ella era poeta y me dijo que no sabía ni leer ni escribir, pero que le gustaban las letras: "Las palabras son como mariposas, yo las veo volar y les digo quédense con Esperanza a hacerle compañía y se sientan a mi lado".

Elva los mira proyectados en su cabeza, como si fueran los personajes de una película, podía ser ella, podían ser sus amigos o familiares. Ser cronista de su caminar hacia el lugar donde acaban todos los achaques, escuchar una y otra vez de manera sinfín: "Qué bello es llegar a viejo, pero qué fea es la vejez". 

Ella intentaba hacerles reír, hacerles olvidar durante unos instantes su penar y recordarles que hay una clase de locura que les vendría bien, la de la  inocencia del que le queda aún mucho por vivir...Y si mueren que vuelvan para contarlo. Ellos esbozan una sonrisa y la miran en silencio... Volvió a suspirar, y dijo en voz alta: Lo siento, hasta aquí llegamos, pero en mi cama no entráis. Hasta mañana.

Minirrelato: Al estilo Ennio Morricone

Morricone Xilófono de entrada,  hace imaginar una bailarina, leve y ligera, pero pronto la banda sonora trae intriga al cuadro. El tutú se v...