Bueno, de momento me he puesto unos guisantes congelados que ya se han derretido y no refrescan nada. Lo de la pasta de dientes me resisto a probarlo, aunque si me sigue doliendo, no sé...

Hoy he descubierto al nuevo tipo de inquilinas, las llamadas inglesas - no sé si por aquí las llaman así- son cucarachas pequeñas y rubias. Así que con semejante turbamulta de seres vivos que habitamos el piso, cada noche llego mirando a ver qué me encuentro.
Dicen que: "cuando no está el gato hacen fiesta los ratones", pues, las hormigas se lo toman al pie de la letra. Les discuto y les digo que para una buena convivencia lo mejor es que nos respetemos y no conviertan la casa en la versión malagueña de la Marabunta. Si ellas respetan mi espacio yo no me las cargo con el insecticida. Lo que pasa es que deben tener memoria de pez porque no hay manera de que lleguemos a un acuerdo.
En cuanto a las cucarachas, ese es otro cantar. Rubias y morenas se pasean insolentes a pesar del cebo y otros inventos, al final tengo que resolverlo por las bravas, echar a las okupas, o más bien sus restos mortales. Aunque, si tardo mucho en recoger los cadáveres son las hormigas, tan hacendosas ellas, las que toman el relevo. En fin, preguntaré a mis compañeras de piso si lo de la pasta de dientes va bien o mejor me espero a mañana a que abra la farmacia.
Hoy se me ha quedado un post un poco raro, pero a las 2.25 de la madrugada no esperes que haga filosofía barata ;)
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