19 ene 2017

Minirrelato: Cadena de cuentos macabros

Madame Macabre
#Cuento1: Cuando ruge el león, tiemblan las hienas. Cuando abre sus fauces no se sabe si es de rabia o de dolor. Si el rey llora, la selva se inunda. ¿Qué hace el rey cuando el cielo se torna gris y sus viejos huesos se quiebran en cada paso? ¿Qué hace el felino si sus ojos ya no ven? ¿si confunden la presa con el amigo? Entonces el león sabe que es hora de irse y desaparecer. Marcharse allí donde mueren los elefantes. Los huesos se confunden con otros huesos y no hay abolengo. Un león sabe cuando es hora de marcharse.

#Cuento2: Cuando llega el invierno, la muerte se recrea en la naturaleza creando belleza en la destrucción misma. Muchos temen ese estado que sobreviene sin previo aviso, aunque se hagan estimaciones. Al luto le puedes poner el color que quieras, es tan subjetivo como la manera en que lo vives. No ha muerto nadie y se siente la muerte a la vera, el espíritu se resquebraja de forma invisible, pero perceptible para las almas sensibles. Cuando ves que has iniciado el proceso de demolición controlada, solo puedes esperar que los cimientos correspondan con los planos, para saber dónde estaban los muros de carga y reciclar la construcción. Este proceso nunca se acaba, morimos cada noche y nacemos cada día, cada mañana estamos más muertos que la pasada. Este proceso es inversamente proporcional a la luz que pueden soportar tus ojos. Morir no es fácil, aunque lo parezca, vivir muriendo y morir viviendo, hacer obras mientras te cae el chambao encima, es complicado. Dicen que cuando relatas un hecho es conocimiento, si lo vives es sabiduría. No lo sé, ya no duele nada al atardecer, solo hace frío. Que lo definan otros...


18 ene 2017

Minirrelato: Agitado pero no revuelto

"Agitado, pero no revuelto"
James Bond
(Sean Connery)
Hablar de lo divino y lo mundano, mezclado, no revuelto, frío y con dos aceitunas, es duro. Ponerte delante de alguien y empezar a disertar sin saber si te va a entender, si te va a traducir correctamente. Lo miras a las pupilas y finges ver a través de ellas. Presumes de tenerlo todo controlado. Respiras hondo, abres la boca y sacas las mejores armas que la dialéctica te pueda ofrecer. Entiéndase, morralla, pues de aquello que presumimos los humanos, de una buena lengua. Casi es mejor que la amarre, y utilice ese músculo para mejores lides...

Así empezaba su discurso ante una sala llena de gente que no conocía de nada, y a los que prefería no imaginar desnudos para no salir traumatizada. Tampoco quería imaginarlos sentados en el water mientras leen su tablet y discuten con el papel higiénico. Le habían dicho que para superar el miedo escénico tenía que tirarse a la piscina, que ella sabía cinco veces más de su tema que el público, y que si se equivocaba no se iba a notar. .

Esas perogrulladas que se le dicen a los novatos a ella le sudaban los innombrables. Sabía que eran lobos y escualos preparados para saltar a su cuello, en cuanto empezara a tartamudear o se le olvidara alguna fecha importante. Sabía que había correctores entre el público tomando nota para discutir en la rueda de preguntas. Podía olerlos, la adrenalina era una chivata. 

¿Pero eran ellos o ella? Sus manos mojaron el papel, se sabía el tema de memoria, había pasado horas leyendo, subrayando, consultando, soñaba con ese momento. De hecho se preguntó, ¿qué hago aquí? ¿estoy dormida, estaré desnuda y todos mirando? No quiso comprobarlo, pero tenía frío, aunque sus mejillas ardían como lava. ¡Cuantas contradicciones!

Mecánicamente empezó a hablar, no sabía lo que estaba diciendo, parecía que estaba en trance, quizá estaba revelando como los chamanes envueltos en humo opiáceo, o como una demente en un sanatorio. Tal vez, aquel público era producto de su imaginación perturbada. ¡Qué absurdo, la imaginación es una perturbación en sí misma!

... La magia del vocabulario radica en que nace desde un interlocutor que con su intención es capaz de enamorar, maldecir o matar a su oyente. He aquí que las imágenes que dibujamos con las sílabas, nos dan a todos la capacidad de comunicarnos de una manera creativa o destructiva. Hasta el silencio puede usarse como Katana para torturar espíritus ajenos. Curar o destruir, todos somos responsables de lo que sale de nuestra boca...

De repente, escuchó un ruido, alguien tosía entre el público. No, no estaba dormida...

Poesía: Bocados de carne cruda


Ayer lloré porque hace mucho que no como.
Se me caen los dientes de inanición.
No es porque no haya comida,
pero la que hay no es buena.
Está cruda,
llena de nervios
y tumores.
Carne envenenada por tratamientos absurdos
y materialistas.
Carne podrida del humo tóxico
de sus propias palabras y acciones.
Seres crudos que no caben en ninguna mesa.
Amigos de la carne corrupta 

y que no entienden que las brasas le darán el punto.
Carne cruda y escorbútica,

disimulada con malas verduras.
Carne cruda incapaz de quitar el hambre 

o que inspira volverse vegano.
Carne cruda como insulto, 

como acepción vejatoria. 
En la mesa de los grandes 
no entra cualquier carne.
Carne débil, 

sin sabor, 
sin salud.
Carne cruda, 

como la del amigo que no crece, 
aunque el fuego de la forja
o del hogar levante vuelo.
Carne insuficiente, 

insulsa y agotada.
Como carnívora me abstengo de seguir probando 

lomos y carrilladas sin nombre ni apellido.
No quiero carne cruda.

11 ene 2017

Minirrelato: El camino de los místicos

Valle
Había una vez un buscador obsesionado con la mística y el saber espiritual que rondaba siempre a los gurús para escucharlos y seguir subiendo. Pensaba que la meta estaba arriba, en la cima y ver desde la vista de Dios el mundo desde la alturas. Se sentía pequeño e insignificante a pesar de su gran acopio de conocimientos. 

Un día en su incesante caminar encontró a una mujer de edad indefinible cargando una mochila, pronto se encontró a su altura y la saludó. Estaba sorprendido de que alguien andase por aquellos senderos no dibujados en los mapas. Pronto empezaron a hablar y a ambos les extrañó que tuvieran inquietudes similares. Ambos hacían el camino hacia el pico de la montaña, eran escaladores que profundizaban en las grandes verdades escritas en el mundo invisible. Iban preparados para lo que hiciera falta, llenos de energía por ir acompañados en un tramo del camino. 

Pronto la mística dio paso a la prágmatica de las necesidades fisiológicas e hicieron una parada en medio de un valle, verde, hondo, lleno de arrugas y grietas. Mientras ella esperaba, se relajó mirando los accidentes del paisaje. Su mente se vació durante un instante y le vino a la cabeza una oración cantada y empezó  a recitar a media voz, acorde al silencio que se respiraba en aquel lugar. Él reconoció la lengua sagrada en la que ella cantaba, se sentó cerrando los ojos mientras la escuchaba. Después de un buen rato, ella terminó y dijo: 
- Ya no quiero subir a la montaña. 
- ¿Por qué?- Dijo él.
- Porque he vivido obsesionada por escalar picos, por ver, por saber, por callar mis inquietudes. Pero aquí y ahora, en este valle he encontrado la paz. 

Él la entendió y estuvo de acuerdo, durante unos instantes vieron y escucharon con los ojos del espíritu. Al volver a tierra, contrastaron visiones. Y se dieron por satisfechos volviendo sobre sus pasos, cada uno volvió a sus quehaceres con una perspectiva renovada... Quedaba mucho por hacer, pero a otro ritmo.

6 ene 2017

Minirrelato: Sueños de un estado en democracia.


Clip-Art vectorizado
Hacía tiempo que había perdido sus poderes, quizás por robo o descuido. La intuición no le avisaba de nada, la clarividencia se había vuelto oscura. Ya solo contaba con su oído, que la engañaba más de la cuenta, pues los mortales sabían cómo modular la voz para que fuese persuasiva y capaz de arrastrar a jóvenes soldados ilusionados a morir.

Hacía tiempo que la democracia ya lucía sus mejores galas, y a pesar de eso se había convertido en alguien digno de lástima. Nadie la escuchaba, nadie se escuchaba entre sí. Nadie buscaba el bien común, la mayoría era una cifra matemática manejable ante aquellos que enredaban los hilos. Seres con traje y corbata unos, o con coleta otros, jugaban con la retórica, los tiros de cámara y los problemas superficiales para llenar pantallas en 'prime time'.

Democracia se volvía invisible, sabía que había héroes anónimos que luchaban por dignificarla: héroes de facto o teóricos. Algunos la llamaban vieja, que el peplo le quedaba grande. Pero lo que no saben los ignorantes es que ella es una diosa meta y producto. Meta como algo superior a lo que aspirar, producto de prácticas basadas en la gestión libre de elementos tóxicos y el interés propio de una casta.

Hablar ante un micrófono como si quienes los ven sean borregos es un craso error, la democracia lo sabe. Ella sabe que la crisis no saldrá como una mancha rebelde, a ella se llegó por un cúmulo de prácticas deleznables perpetradas por gente sin conciencia social. Ella sabe que la siguiente era de políticos, no hablarán a menos que sea necesario, pues estarán ocupados en primera línea en cumplir lo que prometieron al jurar su cargo: Servir a la humanidad. Sueño romántico o próxima realidad. Ella lo tiene claro, está harta de pervertirse, de permitir que su cuerpo sea mancillado por la mano de los corruptos y vacíos de corazón.

Democracia se lava las heridas y se tumba para soñar, para dibujar e inspirar a aquellos que deseen de corazón administrar la riqueza y la pobreza  para convertirla en el estado de bienestar, que no necesite esclavos para ser realidad. Que no necesite multiplicar mundos empobrecidos y desgraciados, para que unos pocos montados en monedas, cabalguen sobre las cabezas de los desposeídos. Que no hagan falta muros ni legislaturas para separar aquello que es inseparable. No -  niega ella, no es un cuento de Navidad, es el deseo de quien calla y os está dejando hacer, aquella cuyo nombre ya no es sinónimo de nada en el imaginario colectivo.  

Ella agarra fuerte la almohada y llora por la aparición de pro-seres (hombres y mujeres) que levanten su bandera y hagan avanzar a una sociedad que ahora se entretiene en la queja perpetua y eterna, esperando milagros que solo dependen de sus propias manos. Duerme, sueña, llora...

 

2 ene 2017

Poesía: El banco (III)


Aquel verano acabó.
El eco de los besos
se diluyó en el tiempo.
Amaneció y nadie recordó
lo sucedido allí.
La noche se perfuma
con las flores coquetas,
embriagando hasta sus raíces
al que esté receptivo.
Se mezcla el olor a alcohol
con el sudor a feria.
¿Por qué quitas la mirada?
¡Y miras sin ver?
¿O viendo más lejos?
¿No ves la naturaleza salvaje,
lista para correr?
El banco-góndola-buque
se transforma en banco-nido.
Refugio de las almas sin alas.
El lecho de astillas del banco-nido
se transforma en astillas de banco- ataúd.
¿Muertos por no amar?
No, muertos por compartir el aliento
con seres agujeros negros.

Minirrelato: Cuentos de calendario

Julianne Moore. Calendario Pirelli 2017
Agendas, cuadernos y promesas. Este año va a ser mejor que el anterior, borraré las frases negativas de mi vocabulario, para que el Universo me encuentre antes. El año pasado aprendí todos los mantras, leí a todos los autores malditos y sin maldecir para que el alma 'distinga lo negro del blanco'- como cantaba Mercedes Sosa. Instrucción autodidacta para una mente inquieta y a la que todo le parece poco. Hablo con los vivos y los muertos, en el punto medio que es la abstracción, allí donde grandes y pequeños conectan para crecer. 

Agendas, cuadernos y promesas. Este año prometo no donar el corazón a lo loco, prometo ponerle cabeza al corazón y corazón a la cabeza. Para dejar de vivir en el extrarradio de la sensiblería o la lógica brutal. Prometo buscar la multipolaridad, ir más allá, hacia el infinito. Sola o acompañada. No pretendo que María Zambrano me espere, pero sería un detalle. No pretendo tomar café con Francisco Umbral, aunque sería 'multiadjetivalmente' prolija la fantasía. No pretendo que Alejandra Pizarnik duerma y sueñe con los ojos cerrados, no pretendo que Cesare Pavese vea a sus amantes camino de vuelta a casa, no pretendo que Bukowski deje de describir los infiernos etílicos. No pretendo que la lírica me aguante, no pretendo que la música me espere. Agradecida estoy a los nuevos trovadores que cada sombra en la oscuridad me recomendó de madrugada. Poetas que cantan en cursiva, amplían el oído, y la mente a través de sus 'quejíos'. 

Agendas, cuadernos y promesas. Este año no pondré fechas y plazos a la vida o la muerte, no anidaré expectativas rocambolescas sobre individuos fatuos y de obsolescencia programada. Me reiré de vuestros protocolos y vuestras cárceles de leyes inventadas. Ya porto mi propia jaula, no puedo con la vuestra también, tengo las manos ocupadas. Estoy fuera de los barrotes, pero suelo soñar que la paseo de madrugada, para recordarme que soy libre aunque haga duelo por las antiguas rejas. Síndrome de...  Colmada estoy, escriba universal.

Agendas, cuadernos y promesas.... Tic tac... Enero, febrero, marzo... Puedo prometer y prometo que...

Minirrelato: Al estilo Ennio Morricone

Morricone Xilófono de entrada,  hace imaginar una bailarina, leve y ligera, pero pronto la banda sonora trae intriga al cuadro. El tutú se v...