El silencio se dibuja en la mente como un cuarto vacío, quizás oscuro, donde no hay ruidos, ni voces. El silencio aumenta la incertidumbre o disminuye la ansiedad. El silencio puede ser un incómodo compañero de viaje o el refugio del intrigante.
El silencio hace grande lo pequeño e insignificante lo majestuoso. El silencio es una boca abierta que no emite sonido, un oído que no desea escuchar y se esconde entre el bullicio. El silencio es la ausencia de memoria, de recuerdos.
El silencio son puntos suspensivos... Una sepulcral nada llena de todo, pero es la dulce locura del poeta la que ve letras en el suelo, rimas en las ventanas, salidas en las puertas condenadas.
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