Estoy decepcionada de los que ven en la política una opción laboral. Sí, si ya sé que lo llevan en el corazón: el espíritu de servicio y el bien comunitario. Eso es como la fe, es invisible y no se puede cuestionar. Pero, que harta estoy de las raras amistades que surgen durante las campañas y todavía peor después de ellas. Estoy cansada del: "A ver que te consigo, para luego ver lo que te pido". Estoy harta de las alianzas interesadas y de los intereses aliados.
Tengo sueño, pero no el "I have a dream" de Martin Luther King, sino el sueño que trae consigo el cansancio y el hastío. Tengo el sueño de los justos, de los que tenemos la conciencia tranquila porque siempre hemos ido a votar, aunque luego hayan hecho lo que les de la gana. El 20-N iremos hasta la urna, pero yo ya siento que este camino lo he recorrido cientos de veces... Y tan vieja no soy.
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