Hace mucho que me despedí de ti. Compré un manojo de globos, tantos como letras tiene tu nombre, los inflé uno a uno. Mis labios llenaban tu boca tantas veces como alófonos forman tu sonido.
Me falta el aliento, el corazón quiere salirse por la boca y llenar los globos de la saliva que algunas veces saboreaste. No lo permito.
Cada globo una letra, cada letra un beso y el gato araña el globo para que explote. Aguanta un poco más y abraza el plástico caliente, flexible y húmedo como el aliento.
Antes de soltarlos o explotarlos, lee tu nombre en voz alta. El mío en silencio, pues se terminó el aire.
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