Ayer no me gastaron ninguna broma o inocentada. De hecho ni inocente ni rozando la tontunada. ¿Por qué? Porque aquí miente hasta el apuntador. Clientes, vendedores, jefes, tu vecina del quinto, quienes nos gobiernan...
Uf, que pechà de inocencia perdida. ¿Dónde estará el valor de la palabra dada? ¿Dónde acaba la realidad y empieza la ciencia ficción en boca ajena?
Omitir información también es harina del mismo costal. El silencio del depredador y de las ovejas consentidoras. Me siento defraudada, en el fondo creo que sí me la han pegado. La broma de fingir una realidad que no existe. Hablar con el rey desnudo y decirle que las canas le hacen más atractivo. Ainssss... Inocente, inocente
PD: Por un fallo técnico se borró el post de esta mañana. He tenido que reescribirlo, y aunque no ha quedado igual, la idea que quería transmitir se mantiene. Disculpen las molestias
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