Lo había pensado muchas veces, ¿y si tomara algo para prolongar esa estancia? La inspiración no es un lugar, es un estado. El camino desde un estado neutro hacia la genialidad de un estado alterado cuasi- controlado. Todos buscan ese puente. Una vía hacia la inspiración y la felicidad. Sino que se lo digan a aquel bailarín, a aquel cantante o a aquel gestor de proyectos que los sentía como un hijo. El estrés de correr detrás de las musas, pretendiendo secuestrarlas y convertirlas en creadoras de contenido en serie. Mucho se le pide a la inspiración y a su grey. Quizás por eso los sapos, siempre tan cotizados, han pasado de ser comidos, a ser besados, para terminar siendo lamidos por su sudor. Extracto, que según algunos cuentan, les transporta allí, a donde la luz de neón es perpetua. El cuento cambia con el paso de los siglos y se vuelve más sofisticado y adulterado.
Esforzarnos por escuchar a nuestro cuerpo y traducir las señales, que se empeñan en decir que el camino va a ser duro, y cualquier escape fuera de la realidad se puede pagar con salirse de la carretera. Ser realistas durante la tormenta, en vez de ponerse la venda en mitad de ella y chupar sapos. Protegerse siempre, quizás llevando el chaleco antibalas y la amabilidad de una sonrisa. Ser creativos en el trato a los demás, ser poéticos en nuestras palabras y abundante en hechos, en buenos hechos. Que la palabra 'esperanza' no se quede escuálida y muera por desnutrición.
Así escribe Elva, como si hablara con alguien, aunque la estancia está vacía...
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