Soñé que tomaba café con Virginia Woolf, paseaba con ella hablando de literatura y feminismo. Definir qué es exactamente una fémina no es fácil, y se granjea tanto adeptos como haters. Ser mujer en el siglo XXI es tan complicado como en el principio.
Se nos habla de independencia económica, un espacio propio, defender el derecho a sangrar, a parir y a amamantar, a la crianza y a cuidar de la memoria de la especie. ¿Perdidos? Perdidos estamos todos, hombres y mujeres. Nadie se conoce así mismo y no sabemos tratar a los demás. Y a veces menos a los de casa. Necesitamos una cura emocional, una educación que nos empodere como seres de paz y creativos. Sin miedo a la colaboración y a la excelencia.
La muerte de muchas mujeres llenan los telediarios, pero hay muchas otras que son cifras grises porque no salen en titulares. Se llenan las calles y las pantallas de performances que gritan que "El violador eres tú", incluso los memes toman el testigo. Hay muchas mujeres que nos han allanado el camino, como Ana Orantes que encontró la muerte (1997) tras dar su testimonio en televisión, yo era una niña cuando ví la entrevista. A los pocos días cuando se comunicó su trágico final a manos de su maltratador. Creo que ahora Ana camina al lado de Virginia, y María Zambrano. Las letras limpian la sangre de sus heridas para que no quede en el olvido, tal fue su valentía por las hijas del futuro.
Se suman estigmas, se suman prejuicios, se suman antiguos paradigmas defectuosos, se suman críticas vacías y sin corazón. Se suma un olvido incómodo, instantáneo: "Ya pasó, ya se fue", pero no. Los exámenes dan suspenso en respeto y en un montón de ítems más. En éste caso restar sería lo más adecuado, pero insuficiente, el ser humano debe despertar así mismo y a su realidad espiritual. El ser humano femenino que camina a su lado debe despertar a sus poderes y tomar su lugar. Esto no es fácil, requiere educación, interiorizar los valores que forman las patas de la mesa de la autoestima, el amor propio y la auto valoración positiva y realista.
No nos engañemos, somos seres imperfectos que se juntan con seres imperfectos, y a veces no para facilitarle la vida. Presas del Drama Queen, tanto hombres como mujeres caemos en el victimismo. Ahora se nos pide madurez para encarar el futuro, llora cuando tengas que llorar, ríe cuando tengas que reír y lucha por esa equiparación de oportunidades, no igualdades de reflejo dudosas.
No pensaba ponerme reivindicativa, ha surgido sin querer. Respeto a las mujeres y los hombres que han luchado por la libertad, el amor al prójimo como así mismos. A los creativos que creen que un mundo mejor es posible ( y no el título de un libro de autoayuda) y lo hace cada uno desde el silencio y la oscuridad de las bambalinas. Un abrazo fuerte Ana Orantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario