El Pensador.Rodin |
Me contaron una historia... Y tal como a mí me la contaron. Te la cuento a ti ahora...
Un viejo sabio había
sobre una piedra sentado
mirando sin ver al infinito.
Haciendo cábalas y cuentos,
buscando modos y formas
para transmitir a los demás
que entre todos se podría
construir un Mundo de Paz.
Allí estaba el hombre murmurando para sí: Alguna fórmula hay, seguro que la puedo descubrir.
Tanto tiempo pensó y pensó,
que su barba creció y encanó.
Sus músculos se volvieron flácidos y dolorosos, su frente ceñuda, su voz antes dulce y melodiosa se tornó aguda y estridente. El desánimo se apoderó de su mente. La infelicidad hizo poderoso trono en su alma. Desgarradores suspiros proferían su garganta.
Hasta que una mañana, cansado ya de oír sus propios lamentos se levantó de la piedra. Fue a su casa y se afeitó la barba.
Todos sorprendidos al verlo tan 'arreglaíto' le preguntaban:
- ¿Cuál fue la solución hallada? ¿Cuál era la sublime aportación?
- ¿Cuál fue la solución hallada? ¿Cuál era la sublime aportación?
Él con el corazón radiante de dicha los miró y les dijo:
- Es solo una tontería, no mayor que un grano de arena. Me afeité la barba para que todos pudieran ver mucho mejor mi gran sonrisa.
Moraleja: A veces la solución es mucho más sencilla de lo que parece.
IV. Inquietudes. 2000
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