7 jul 2014

Minirrelato: Conclusiones de una visión orgásmica

En la cama jugueteaban dos figuras a medio vestir, semidesnudas. La sábana enrededa y abandonada en una esquina. La mano de él, tocaba el Ángelus a media tarde, desde el torreón situado más abajo del monte de Venus. Las palpitaciones de ella, se acompasaban con la respiración rítmica que iba aumentando hasta alcanzar el clímax. 

Contuvo la respiración con los ojos cerrados durante unos segundos, alargando el placer. Hasta que de repente, una imagen en blanco y negro se dibujó en su retina. Como un fogonazo, una instantánea atrapada en sus párpados. 

En la foto se veía un hombre mayor con un sombrero de paja apoyado junto a una carreta. Estaba de espaldas, no posaba en ningún caso. A su alrededor un campo yermo, quizás en barbecho. Durante una fracción de segundo los blancos se volvieron brillantes y las sombras se fundieron a negro. Ella exhaló aire y abrió los ojos. ¿Qué ha pasado? ¿A quién he visto?- se preguntó, en silencio primero. Pero luego compartiéndolo en voz alta con su pareja.

Nunca le había pasado eso. Pero sentía que esa figura no tenía nada que ver con ella, era algo residual, algo trasmitido por él. Esa visión correspondía a la vida de otro, no era nadie de su familia, no era un recuerdo. Tenía que ser algún familiar fallecido hace tiempo pero que de alguna manera estaba ligado con ese hombre.

Los amantes, se incorporaron en la cama y comenzaron a deducir la incógnita de aquella impronta en la retina. Sin querer la chica había conectado con la energía del abuelo del chico. Un hombre que sobrevivió la Guerra Civil, padre de familia numerosa... Ella se entusiasmó con la idea de saber más, le pidió que buscaran una foto. 

La foto no apareció, pero si recuerdos de guerra y familias ejemplares venidas a menos. Orgullos de grandes hombres, que transformaron la tierra adaptándola para sembrar patatas o cavar fosas comunes. Historias de hombres y mujeres que guardaron rencor a familiares, durante generaciones. Desprecios por los parecidos físicos de abuelos y nietos. "Te pareces a él" susurran con miedo. Quieren olvidar.

Ella lo escuchaba hablar, suspira, le toma la mano. Quizás es hora de sacar las fotos que están escondidas. Saber para entender. Las generaciones que han heredado sentimientos de odio o de tristeza sin fondo, evolucionarán si lo desean. Nosotros, podemos asumir el pasado e intentar ordenar las estanterías de los olvidados- dijo mientras cerraba los ojos intentando recuperar la imagen que se imprimió en sus párpados.

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