31 jul 2011

La sombrilla, reflexiones de verano 0.2 (IV): Rubalcaba duerme en un armario

Hace calor, mucho calor. La ropa se pega al cuerpo sudoroso y pesado. En la cafetera hierve el líquido elemento. Para hacer más entretenida la espera ordeno la vajilla: Los platos en el armario de arriba, los cubiertos en el cajón de la derecha y las ollas en el armario de abajo. ¡Aaaaaaaaah, qué susto!. Al abrir la puertecilla y agacharme, Rubalcaba estaba ahí. Sí, no es una fantasía de verano, no es la visión de un aparecido. Es la fotografía en blanco y negro, una silueta recortada a Photoshop situada en la página impar de un periódico.  

Otro uso para los periódicos analógicos, los de papel. Ese periódico que sirve como aislante y protector para que no se estropeen los muebles. Rubalcaba sigue ahí, mirándome fijamente. Y yo digo: Tío que susto, estas cosas no me las hagas que tengo el corazón delicado. ¿Qué quieres? ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Tú no ibas para presidente? ¿Conociste a Obama? Mientras yo continúo con mi batería de preguntas improvisadas,  el Rubalcaba, siluetado de la página impar del periódico me mira en silencio. Y como no soporto a los mirones que no dicen nada, termino mi operación rutinaria de recoger la vajilla. Cierro la puerta y sigo con el café, mientras pienso que abrir ese armario da susto... Han pasado unos días desde que escribí el post, ahora debajo de las ollas tengo la portada de otro periódico en ella  Rubalcaba no está sólo, ahora está acompañado de Rajoy. Casi un cara a cara. Dos señores con sendas barbas, dos magos que como Merlín el encantador diseñarán el futuro de la piel de toro. Se batirán el cobre el 20 de noviembre, y mientras tanto en mi armario, ¿qué pasará a puerta cerrada? ¿Será una pelea de gallos? 

26 jul 2011

Poesía: La mujer es acervo

La palabra desnuda se volvió silencio.
La palabra vistió a la mujer de savia y caramelo,
La palabra puso sandalias a las que caminaron descalzas y de puntillas.
La palabras son arte y fuego.
Si al principio fue el verbo, la mujer es acervo.
La mujer y la palabra son transmisoras de conocimiento.
¡Pule bien tus palabras, mujer!
Que las palabras se las lleva el viento.
No llenes tu boca de mentiras.
No hagas dignas las malas historias.
No magnifiques a los pequeños de espíritu.
Sé libre tú, magnifícate tú, que con tus preñeces 
se perpetúan los esperpentos.
No cubras de azahar y agua de rosas
al que le apesta el aliento a cieno y a derrotas.
Caminas despacio, mujer de savia y caramelo.
Mujer etérea, pero caduca.
Mujer que esconde sus desnudeces y disimula las arrugas.
Mujer que subida a unos tacones
intenta robar centímetros a la tierra para tocar el cielo.
Ese cielo robado, ese cielo desterrado.
Reina sin reino, castillos sin fantasmas, mujer de ideas pero sin palabras.
Palabras que fueron puentes,  luego lanzas, y por último, telas de araña.
Caminas despacio, mujer de savia y caramelo.
Caminas despacio, pero no detengas el paso.

23 jul 2011

La sombrilla, reflexiones de verano.02 (III): Málaga transversal


La sombrilla está en el centro, junto a la calle Larios, el kilómetro cero de la capital del reino. Llevo tiempo sin mirar a Málaga como observadora, sin escucharla. He estado con ella, pero de incógnito. Lamento sus defectillos: comercios cerrados, obras a medio terminar. Oasis vallados en los que la apalmerada sorpresa es que han puesto un parque junto al puerto, para que los niños puedan jugar mientras los adultos miran los cruceros con ojos lobunos pensando, quizás, que el próximo será el suyo.

En la Málaga transversal veo a cinco chicas: cuatro con vestido corto azul estampado haciéndole coro a una que iba de blanco. Todas con una banda como la de las misses. "Novia en prácticas" reza una de esas anaranjadas telas hechas para destacar. La novia y su séquito de estampadas madrinas desaparecen entre la gente y yo continúo, reflexionando sobre el pasado y sobre el presente, cada loco con su tema.

Málaga esconde historias, y aunque no cuente con oídos atentos a sus murmullos la conversación está latente. María (no es su nombre real), inmigrante sin papeles sobrevive a la crisis durmiendo. Duerme de día y vive de noche pegada a la pantalla del ordenador esperando las noticias de su país, desde el otro continente. Vive de noche porque en la noche es libre, porque no gasta, porque no consume. La noche disimula la arruga del miedo. Miedo a sí misma y en lo que se ha convertido, una sombra porque ningún número la avala, ningún registro la certifica.

Ella no se ha vuelto oscura por vivir de noche, su piel aceitunada de nacimiento ha perdido el color. Ahora es enfermizo y casi blanco. Sólo habla de mantener la ilusión que la hizo tomar el avión desde el continente americano buscando a la encantadora y soñadora Málaga que conoció en las películas. Ésa por la que sus compatriotas le continúan preguntando, pero que ella no ha conocido. María y Málaga, no empezaron con buen pie, para ella es una cárcel de blancas paredes, playas en las que la nata vuelve translúcidas sus aguas. Para ella Málaga es símbolo del eco de sueños anteriores y las pisadas de los gatos sobre el alféizar de la ventana. María se pone una banda invisible que la desmarque del limbo de los: "Sin papeles".

Buenas tardes

8 jul 2011

La sombrilla, reflexiones de verano.02 (II): Me mudo a la Rue del Percebe


Si X es igual a  un objeto (reflejado) + el espejo (deformado o deformante) + el reflejo (fiel, magnificado o insignficante) + la mirada (del que se mira así mismo o del observador que mira al reflejo del reflejado. Y ateniéndonos a los ítems aquí mencionados, llegamos a la conclusión lógica del gran perogrullo: "Que aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

El esperpento según la definición que da el diccionario de la Real Academia Española surge como: "Género literario creado por Ramón del Valle-Inclán, escritor español de la generación del 98, en la que se deforma la realidad, recargando sus rasgos grotescos". La mirada esperpéntica es aquella que "deforma el objeto, la situación o la persona observada exagerando sus defectos o caricaturizándolos", explica Wikipedia.

A mí la vena esperpéntica de los artistas me encanta. Transformar lo estirado en una arruga bella. Admitiéndola sin disimulos y sacarle partido.  Esa capacidad de coger el protocolo, y si ha demostrado ya con creces que está obsoleto y anquilosado, usarlo de índice de contradicciones evidentes. Darle categoría de listado de síntomas preocupantes, indicadores que hacen saltar las alarmas de urgencia. 

La visión crítica salta del papel a las imágenes, y el cine también hace suyo este recurso, ayer Federico Fellini  me abrió los ojos un poquito más, con su  película  "Amarcord".  El artista es crítico con la sociedad que le rodea, le dice las cuatro verdades a la cara, de tal forma que el espectador primero se ríe, luego se mosquea, pero termina diciendo eso de: "Y sin embargo, tiene razón". 

El esperpento descoloca, pero aplaca tensiones. Y ahora más que nunca hace falta gente capaz de usar la creatividad para remover el agua estancada. Desbloquear "la mala baba" existente para que entre agua fresca. Además, es que ir todo el tiempo por la vida derecho como un palo,  metiendo tripa y haciendo el paso de la oca, es muy cansado. Mientras escribo me vienen a la cabeza las caricaturas de Ibáñez y su comunidad de vecinos, y tal como está el patio creo que me voy de vacaciones a la Rue del Percebe, 13.

Buenos días

5 jul 2011

La sombrilla, reflexiones de verano.02: Si Woody Allen tuviera Twitter

Titular posible: Las sombrillas son para el verano, La culpa de todo la tiene el 15-M, El silencio de los callados, La rebelión celular, La memoria de los elefantes... Bueno da igual, no me voy a atascar en el título.

8:30 de la mañana, café en mano y la ideas a punto de ebullición... Bajo la sombrilla las quince magnolias escuchaban silenciosamente los recuerdos de los paquidermos... ¡Vaya, creo que esto es la anti-entradilla juguetona y golosa! Bueno, prosigo.

Hace tiempo fui a ver la última de Woody Allen "Midnight in Paris", y aunque he leído reacciones muy poéticas o críticas con esta obra, finalmente expongo las mías. Mi reacción al acabar la película fue: ¡Qué bien suena la definición del amor en boca de Hemingway y qué envidia más mala le tengo al protagonista de la cinta! ¿Envidia? Sí, lo confieso. Envidia porque para un artista codearte con los autores que marcaron una época es comparable con subir al Olimpo y tomarte un café con los mitos griegos, como subir al cielo y hablar con los Santos Apóstoles. Estar ante los mejores, enseñarles tu obra y que te guíen para alcanzar la perfección.

Cuando salí del cine estaba radiante y con ganas de buscar a Woody Allen en Twitter para decirle: "Woody, yo también he soñado con eso". He soñado con llevarle mis textos de caligrafía torpe y ortografía dudosa a Camilo José Cela, entregarle mis más esperpénticas reflexiones a Valle Inclán. Recitar, con pudor y las mejillas arreboladas de vergüenza, mis poemas a Bécquer. Tal vez, llevarle mi carta de amor de 10 páginas a Ortega y Gasset y compartir con él mis líneas y sus impresiones.

¿Sabes una cosa Woody? - le diría. Hace diez años tuve mi particular versión de tu guión: "Midday in Madrid". Fue en el Museo de Cera, allí me sentí una groupi enloquecida: Cervantes, Cela, Neruda, Dalí. Todos ellos aguantaron con paciencia infinita la foto de rigor. Y aunque me comporté y no grité eso de: "Cervantes capullo quiero un hijo tuyo". Porque una es 'mu'digna' y siempre he sido crítica con el histerismo del síndrome fan, pero reconozco que miré aquellas figuras de cera con reverencia, como quien mira las imágenes en las iglesias. San Cervantes Bendito, Camilo José Cela de Todos los Santos. A ellos dirigí mis plegarias, mis promesas y mis votos.

Sí Woody, yo también recorro las calles de madrugada buscando ideas e inspiración, intentando escuchar el eco de esas antiguas tertulias. El químico Lavoiser dijo que: "La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma". Así que busco esperanzada la luz de la farola en la que estará apoyado Cervantes mientras espera a su hidalgo hijo. Ellos, todos, siguen entre nosotros.

Buenos días.

Minirrelato: Al estilo Ennio Morricone

Morricone Xilófono de entrada,  hace imaginar una bailarina, leve y ligera, pero pronto la banda sonora trae intriga al cuadro. El tutú se v...