25 sept 2016

Minirrelato: Los poetas caminan por los callejones

Alcazaba y circo romano
Me he visto paseando de la mano a hombres perdidos por mis pasos, los arrastro hacia los callejones. Se ríen asustados pensando que voy buscando el rinconcillo para que sus manos hagan viajes gratuitos a los recovecos ocultos a cualquier mapa. Me río, no es nada de eso, no hay lujuria en el brillo de mi mirada. Pero siento su pánico, no están acostumbrados a que exista una ella que los guíe a ninguna parte.

No saben que es la poesía la que les aprieta la mano, les sonríe y les anima a perderse en los callejones oscuros. No saben que es ella la que corre detrás de la Historia, detrás de la musa y los arrastra estimulando la fantasía de que la hembra quiere lecho. Me río porque no es nada de eso. 

Yo, la hembra, la poesía, la muchacha que mira con alegría de compartir lugares ocultos, donde sabe que están los rastros de Picasso, de los monjes agustinos, de Rueda, de Cánovas, de Altolaguirre.. Agilizamos el paso detrás de los soldados que guarnecían la Alcazaba... Todo, todo eso le iba contando hasta que me di cuenta que en mi mano solo había una mano sin alma. Con el reto no había despertado en el muchacho el ansia por descubrir sino por cubrir. Decepcionada, solté su mano y lo dejé a los pies del circo romano, perdido y solo, pensando que perdió la oportunidad, en la higuera del callejón picassiano, de agarrar seno o robar un beso.

23 sept 2016

Poema: Otoño, arena en los ojos y otras profecías

Otoño
He tenido que poner música,
para no escuchar las olas en la orilla.
He buscado letras acordes a mi interior.
Dentro ya es otoño,
Aunque la sal se convierte en pelusilla,
y tenga arena
en todos los pliegues
de una piel en curva.

Es verano muerto en el interior,
pero los árboles no se han enterado aún,
no se han teñido de marrón,
ponen sus hojas a danzar,
pero sin el viento que las haga volar.
Son como un bailarín sordo,
que baila con música mental.

Me dijeron que encontraría 
el amor en la tercera estación,
pero aquí es verano aún.

Vivir junto al mar,
permite baños en septiembre.
Vivir junto al mar,
te hace ver cuerpos de gimnasio
que pasean en la orilla
o se meten en el mar,
donde el agua no les cubre.
Parejas de iguales o
parejas de distintos.
Todos tienen arena en los ojos,
están ciegos.
No saben que él o ella,
está esperando a que la noche cubra la playa,
para librarse de la arena,
y buscar las hojas ocultas en la oscuridad.

De noche la madrugada es otoñal,
las hojas no caídas pasean desnudas junto a los semáforos.
La profecía no se cumplirá.
Me dijeron que esperase junto al árbol de hojas muertas.
Moreno de ojos limpios y brillantes,
como las estrellas que saben a mar.

El otoño junto al mar,
con las palmeras de guardianas en la avenida,
son enormes sujeta velas maldecidas por el madroño.
En la playa el verano es eterno.
Y llegará octubre convirtiéndose
en una fecha ficticia en el calendario,
pero no en temperatura.
Sigue haciendo demasiado calor,
para buscar el amor de la chimenea,
para buscar pieles en movimiento.
Gafas de sol para nadar,
y para que la mirada no delate
pupilas dilatadas.

Arena en los ojos,
poemas tristes,
que lloran una estación robada.
El tren continúa vertiginoso hacia ninguna parte.
Penélope sigue sentada en la estación,
porque lo vio pasar sin parar.
Los amantes profetizados
nunca se conocerán,
al atardecer,
al calor de un café.
Están junto al mar engañando al tiempo,
riéndose del cambio climático
y sus falsos calendarios.

De día la playa manda,
de noche,
los semáforos imitan los árboles caducos.
No hay otoño,
no hay árboles desnudos.
Te esperaré en un semáforo en rojo,
con un café en la mano,
justo al atardecer.

No llevaré gafas de sol para esconder miradas,
la arena estará con sus iguales.
Ningún grano de sal sabe igual que una hoja desterrada.
No puedo escribir mi nota
en aquella hoja cansada que llevaba el viento.
Nunca un grano de arena se convertirá
en un marca páginas del libro de poemas,
inspirados en una vida junto al mar.

Junto al salitre que cubre el puerto de los barcos
que se transforman en cuerpos nadando a ninguna parte.
Te espero, mientras exista la madurez sin canas,
Sino vienes, encuéntrame junto a Penélope.
Buscando hojas para vestirme de árbol caduco.

20 sept 2016

La sombrilla, reflexiones: ¿Poesía vs Periodismo y Manuel Alcántara de por medio?

Manuel Alcántara. Foto: Diario Sur
Un frío e inerte telón de acero separa la poesía del periodismo. La guerra fría empezó en algún momento fechado en el librillo del cronista. ¡Periodismo es periodismo!- gritan algunos, mientras los antisistemas apuestan por un periodismo lírico, épico, rococó, o rocambolesco. Las filas se difuminan, pues en todo periodista hay un escritor que fuma sintaxis delante del ordenador.

El debate ha llegado a un punto desde el que se analiza la banalización de la información y sus fuentes de una manera tan dramática, que se ha visto necesario defender el uniforme para que se le reconozca como parte de las fuerzas del orden dentro del caos. Uniformado, encorsetado, peinado de coherencia y abusando del barniz del saber estar, el periodismo frunce el ceño y habla con voz afectada, como lo haría un médico o un notario. Es cierto, que en algunos contextos la poesía solo cabría en el periodismo, disfrazada de soldado, dando fluidez a la fórmula: "sujeto+verbo+predicado".

La poesía no es sólo contar sílabas y escribir sonetos a la amada. La poesía es luz todos los días y no tiene que caer en el empalago. La poesía es visionaria, los visionarios son seres despiertos. Pero, ¿quién está más despierto que un periodista? La iluminación surge si no la matas, si no la tapas, ni la encubres. Simplemente, dejándola ser. Un texto fluido, que te permite deslizarte entre sus líneas, eso es poesía en movimiento.

El periodista uniformado puede ser poeta por obligación o por convicción, no le queda otra, las letras llevan implícitas el lirismo. Que surjan debates que intenten poner fronteras entre la poesía, el periodismo y sus híbridos reportajes o el divino columnismo, es interesante. Batirse en duelo por los adjetivos calientes en detrimento de los fríos y rigurosos, es estimulante. Que el mayestático coja protagonismo, los despectivos y todos los valorativos al fin, es arriesgado. La suma volvería subjetivo al ya presunto objetivo periodismo de cinco columnas.

Francisco Umbral decía que el poeta que no escribe todos los días, salvo cuando está enamorado, es un presunto poeta. La poesía es iluminación, es cierto, pero también lo es el aura y el verso suelto del titular. Ponerle adjetivos y requiebros al periodismo para convertirlo en pieza de arte, no siempre es necesario. La noticia es urgente y utilitaria. Un ladrillo para construir. Tanto el periodismo como la poesía son un arte en sí mismo, y hay que acudir a los grandes para aprender de la huella de sus pisadas, leyendo a Manuel Alcántara, maestro que se define poeta y periodista. Definiciones que son algo más que apellidos, son los perfiles de un ser dinámico que se desdobla para convertirse en alguna criatura mitológica capaz de jugar con agua y fuego creando espejos de formas infinitas.

Esta reflexión surge tras escuchar a Carlos Aganzo, Manuel Castillo, Jesús Nieto, periodistas y Juan José Téllez, responsable del Centro Andaluz de las Letras (CAL), que juntos arrancan el ciclo temático de 'Poesía y Periodismo. De Norte a Sur'. Manuel Alcántara, no pudo asistir al evento, pero recibió un galardón por su trayectoria poético periodística.

"El mundo tiene que cambiar, porque lo que somos los poetas, no vamos a cambiar nunca.” Los poetas al poder, Manuel Alcántara.

17 sept 2016

Minirrelato: Sexo navajero

Foto: Blog de Lauread@
Perfiles falsos, fotos falsos, nombres falsos, esconden a hombres y mujeres sin careta ofreciendo su lado más animal. No importa quién eres, ni de dónde vienes. Abren las puertas de su casa mujeres liberales atrapadas en jaulas de cristal a hombres descuartizados que viven en casa de sus madres de revuelta. ¿A qué saben las caricias robadas al anonimato? ¿A qué sabe el sexo entre la clase de los niños y la vuelta del marido? 

Fetichistas de pies, de manos, de rodillas, de sexos húmedos y palabras sucias.  Sexo sin pagar, pero adheridos a las normas del proxeneta invisible. No se dan datos, no se repite, si coincido de día contigo en la calle: No me saludes. No me mires los pies y babees... Lo notarían.

Perfiles de mercenarios del sexo, el pago es carne por carne. Aquí te pillo aquí te mato. Fotos de intercambio, intercambiando pechos, penes y pubis depilados. Calentando y comprobando la mercancía para la próxima bacanal. 

Sexo urgente, con prisas y depresivo. Manos que en vez de acariciar arañan la piel del otro dejando la marca de los lascivos. Las epiteliales ajenas en las uñas, son lamidas y tragadas. El sexo navajero, de aquellos que imponen su poder por encima del otro. Mandando, buscando amos y sumisos, buscando que les arranquen la coleta. Cobardes en las distancias cortas, pero que se lanzan al vacío, a pecho descubierto a una intimidad debutante y baturra. 

Sexo navajero, de perfiles falsos, de momentos cronometrados, quemando urgencias y alimentando a monstruos lascivos vestidos de marca, que entre gemidos nombran a otros. Y ella .... Porque él... Los mercenarios de carne ni se inmutan de que en la cama haya tres. 


7 sept 2016

Minirrelato: Dudas de una ninfa

Muñeca de porcelana. Marina Bychkova
Con el pelo mojado salió huyendo de los espectros. Bailar hasta que el cuerpo se incendia y se derrite cada noche la deja extenuada. Ninfas y sátiros continúan haciendo figuras chinescas con los dedos en el interior de cuerpos ajenos.

Iba sola, pero la energía oscura de los otros le susurraba que quedaba más baile, más placer. No huyas - le dicen- nos llevas contigo. Sentirás el dulce infierno en tu cuerpo. Beberás arsénico, adormidera para tus sentidos, acolcharás tu alma. Pero estamos dentro de ti.

Con el pelo mojado, la brisa de la mañana desliza una gota de agua por su piel. Se estremece al notar como se calienta, y se evapora durante el recorrido. Caricia sublimada y furtiva.

- ¡Basta ya!- gritó a sus demonios. No quería que ese fuego la consumiera, pero era adictivo. Tenía que volver allí. Ese desdoblamiento de personalidad que la hacía convertirse en la ninfa mayor, era abrumador. Nada de cortesías cortesanas. Se sentía con el poder de las grandes y de las invisibles. Las ninfas no necesitan publicidad, la compañía siempre es la más selecta. ¿Pero, qué criterios qué indicadores eligen lo selecto?

- Sí, eso es, piensa así - susurró la sombra apoyada en su hombro. Ponle la poesía que quieras. Tu alma está vendida, atrapada en el barro de mortalidad frágil y obsoleta.

- No quiero volver, no me embeleses con magias huecas. No turbes mi mente. Mi cuerpo se rebela a mis requerimientos y se escapa como loca enamorada a estamparse con la nada.

- Piensas demasiado, mi labor es fomentar la lujuria y el hedonismo. Simplemente no pienses. Hoy serás la estrella, la deseada, la derretida por las miradas sobradas de deseo. La empalagada por los versos calenturientos de poetas con la boca en llamas. Serás la esculpida en alabastro y nombrada reina, musa. Serás la rubia y la morena, la cosa y la diosa. Serás la hembra y la metáfora.

Ella se consumía como una vela, la llama era fuego y trampa. No pudo más y se desmayó.

4 sept 2016

Poesía: El camino de las gaviotas

Pisadas en la arena
Noches en vela contando estrellas,
Paseos nocturnos creando filosofías,
Mordisqueando la madrugada,
Dando conversación a los camareros
Adormilados tras la barra.
Pan con retórica rica y espabilada.
Noches en vela contando callejuelas.
Sombras recordando pretéritos para descuartizarlos y meterlos en salmuera.
Convertir memorias saladas para las amarguras.
Risas y coqueteos en el parque,
Sobra todo el mundo.
Sobran incluso las estrellas.
El parque se transformó en arena,
Playa llena de huellas de gaviotas.
Telegramas escritos con sus patas.
Cuidamos de no borrar ningún sendero,
Por si hay alguna gaviota descarriada,
Despistada, alguna gaviota desheredada.
Martín se convirtió en ojo,
Se convirtió en lente,
Se convirtió en dios creando musas.
Martín soltó la cámara.
Dejó de contar estrellas,
Dejó de contar historias.
Cogió el camino de las gaviotas
Y se perdió en el mar.

3 sept 2016

Poesía: ¿Eres mortal o polilla?

Foto: Polilla

Los dedos tocan el piano de las letras,
buscando las alas de los ángeles caídos.
Simples lepidópteros con alas quemadas.
De tanto buscar la luz, 
se quemaron con las bombillas.
Polillas desnudas de piel,
pero vestidas de letras capitales.
Cortando el frío del aire acondicionado
y el calor de la noche de verano.
Los dedos vuelan, 
mientras la mirada se torna turbia
la danza desnuda-vestida de las polillas
hipnotiza al más avezado.
Te enreda y te envuelve suavemente, 
 como las redes de una viuda negra.
Son dos polillas nadando a oscuras.
Son ciegas, pero no sordas.
Se llaman por su nombre oscuro,
Se llaman por su nombre de luz.
Las polillas son las mariposas de la noche,
no necesitan el sol, pero buscan la bombilla.
Se sienten polillas, pero son almas dormidas.
Son almas perdidas, como lámparas fundidas.
Almas-polilla que buscan soles de madrugada.
Buscan la luz en la boca del otro,
ven amaneceres en las palabras intermediarias,
tienen miedo del amanecer y  quedan al atardecer,
cuando al sol le queda poco para morir.
Se exponen lo justo para pasear por los callejones a oscuras.
Se dicen que jugarán con las manos,
a escribir en morse lo que es difícil de descifrar.
Van disfrazados como mortales,
¡pobre almas-polillas!,
seres quemados por el frío y por el calor.
Que hablan mil idiomas y no hablan ninguno,
seres que se arrastran,
mutilados por las mil batallas contra la bombilla.
¿Acaso vez la belleza?
¿O trasciendes del atavío físico?
¿Ves la luz o las sombras del interior ajeno?
¿Eres polilla, mariposa o ángel caído?
¿Eres mortal que camina descalzo por la tierra?
¿Eres mortal que camina sin pisar el suelo?
¿Eres mortal o polilla?

1 sept 2016

Poesía: El banco

Foto: Cruz de palabras


Testigo de soledades y secretos,

la madera de sus entresijos, de noche,

en góndola se transforma.

Las luces riñen en brillo y sombra.

Dos conocidos que desconocen haberse visto antes,

Amantes urgentes que piden paso.

El banco se convierte en frontera abierta.

Luces, madera, mirada, manos, sombras.

El banco discreto no toma nota.

Testigo de secretos urgentes y soledades rotas .

Poesía: La mirada



Foto: El diván del loko

Me gusta vuestra mirada y cómo miráis.

Me gusta cómo interpretáis la luz y las estrellas.

Me encanta ver el despliegue de vuestra mente

en palabras y hechos,

en palabras y besos.

Soy coleccionista de huesos, palabras y deseos.

Soy coleccionista de luz y oscuridad.

Miradas- asiento y lecho.

Miradas- lava y fuego.

Miradas- ardiente hielo.

Miradas- sol e infierno.

Miradas- de ruido y silencio.

Miradas- que callan y hablan.

Miradas- oreja y boca.

Miradas- caricia y mano.

Miradas- sendero y camino.

Miradas mínimas e infinitas.

La mirada que vuestros ojos desprende.

La búsqueda de la belleza,

en lo dulce y en lo profano.

Cuando queréis sois profundo o superfluo.

Suena a música cuando descifráis vuestros secretos.

Soy coleccionista de huesos, palabras y deseos.

Soy coleccionista de luz y oscuridad.

Soy coleccionista de tu mirar.

Poesía: El falso poeta






Poeta es aquel que llora letras,

Poeta es quien deja huella en cada sombra.

Poeta gira letras y palabras.

Baila con los significados,

desnudando capas.

Copulando con los idiomas

buscando híbridos

debajo de cada capa.

El poeta es sangre y muerte

el poeta nunca es corriente

corre por delante, por detrás

rimará aunque no rime.

El poeta es un pequeño dictador,

Reescribe las normas,

o se las calza como un mal zapato

Poesía: La tensión



El calambre primero,

mezcla de tirón y desasosiego.

Ha sido sustituido con el tiempo,

en palabras, versos y papeles mojados.

Húmedos de la condensación de los cristales viciados.

Condensación del sudor de los pensamientos ansiosos.

El wassap no puede destilar el sudor sexual de los amantes.

Seres virtuales e imaginarios decorados con imágenes errantes.

Imágenes que en el ciberespacio ya se tocaron

y tocaron la virtualidad.

Sexo a ras de fibra,

allí yació el poeta.

Tras el sexo-clic,

la ilusión del primer día,

a cero grados ha bajado.

A los seres de piel,

el tiempo y la distancia,

ya les aproxima,

y los aproxima en el espacio.

Uno buscador de Melibeas,

mujeres feas y bellas,

condenadas al olvido.

Otra buscadora de juglares susurradores letras,

detrás de las cristaleras azules de sus ojos de mar.

Mar que no conoce de corrientes,

Ni su profundidad.

Muso divino y maldito,

que inspira cielos sin celibato,

que inspira infiernos sin arrebatos.

La tensión de la curiosidad

que dibujó con erotismo y pulso grotesco.

La tensión que amilana y espabila.

Horas quedan para el encuentro

de un poeta con un contador de cuentos.

¿Alquimia o mera destilación de humores?

Minirrelato: Al estilo Ennio Morricone

Morricone Xilófono de entrada,  hace imaginar una bailarina, leve y ligera, pero pronto la banda sonora trae intriga al cuadro. El tutú se v...