30 mar 2011

La sombrilla, reflexiones: El 'otro' Festival de Cine de Málaga

Bueno aquí estamos otra vez, no tenía pensado sacar la sombrilla hasta el verano, pero en vista de que ya ha llegado el buen tiempo apetece un poquito salir a la calle. De nuevo recorremos la ciudad escuchando a Málaga. Ella habla su propio idioma.

Actualmente, estamos inmersos en el Festival de Cine. Los actores pasean durante unos días como mortales, en las calles que normalmente son transitadas por anónimos sin nombres ni apellidos.

Esto de ir andando, y de repente, encontrarte a alguien que llevas tiempo viendo en la tele, y le quieres saludar porque lo conoces y no sabes de qué al principio, hasta que luego caes en: ¡Anda, pero si es...!

'Málaga festivalera' tiene como actores principales a los malagueños. ¿Por qué lo digo? Porque el domingo la alfombra roja dispuesta en calle Larios estaba repleta de gente, y muchos iban caminando un poco más derechos, más erguidos, como metiendo tripa. No fuera a ser que alguna cámara les sacara un robado. También estaban los que intencionadamente se colocaban delante del cartel promocional y se hacían su particular 'fotocall' dejando para la posteridad que ellos estuvieron allí.

La cinéfila alfombra tiene una escolta de carteles de películas a los lados, recomendando ésta o aquella, pero no pude dejar de sonreír al ver que en uno de los marcos, donde debía haber un cartel no había nada, estaba hueco. En su lugar estaban una mujer y una niña buscando alguna 'posturilla' para quedar retratadas como las primeras actrices de la cinta. Como tantas veces, se me pasan las mejores. No me atreví a preguntarles cómo se titulaba su película, aunque se lo estaban pasando tan bien que daba igual el título.

Antes de acabar el paseo me paso por el quiosco para comprar el periódico, y había cola. ¡Qué raro!- pensé- será para comprar tabaco y me impacienté un poco. Pero, luego reparé en que no. ¡La fila era para comprar prensa! De hecho se me escapó en voz alta casi sin darme cuenta, y se me quedaron mirando un poco asombrados. Es que claro, faltó contextualizarles que era estudiante de Periodismo y que me había emocionado al verles comprando los ejemplares. Casi los felicito a todos por su buena costumbre dominguera, pero no, me contuve unos instantes y lo conté en Facebook.

25 mar 2011

Poesía: Cuando la palabra es canción

Cuando la palabra escribe música,
los pájaros la entonan.
Cuando la palabra y la música se funden,
surge la canción.
Cuando la melodía envuelve a la palabra,
la transporta hasta el oído.
La palabra y la música buscan su refugio en el corazón,
aunque primero, pasen cuarentena en el cerebro.
Cuando la palabra musicada llega al corazón
no se para, no se detiene, busca el alma.
Cuando por fin llega, esa palabra entonada,
transforma el carbón en diamante.
Cuando esa palabra llega al alma, le da alas.

24 mar 2011

Minirrelato: El perro verde

 Cuando se nace perro... La vida te trata como un perro. A veces se envidia esta condición,  y otras,  no tanto - decía el abuelo a su camada de tres nietos.

Los cachorros escuchaban atentos las 'batallitas' del anciano canino. Unas veces eran divertidas. Otras eran una larga letanía de recuerdos repetidos una y otra vez.

- Que siií abuelo, que somos perros. Estamos orgullosos de ser quienes somos: guapos, limpios y lustrosos.
- Sí, pero eso no es todo cachorros - Corrigió el abuelo al que se miraba mucho al espejo. Siempre colocándose los pelillos del bigote para no perder su buena imagen.
- Abuelo, estamos contentos de ser perros y de nuestra raza. ¿Ves? Llevo el tatuaje que nos define en la piel: "Can Cannis"- contesta raudo el pequeño que ladraba al ritmo de los ladridos perfectos.
- Sí, pero eso no eso todo cachorros- insistía el anciano. Al ver que de los tres había uno que estaba en silencio le pregunta directamente: Y tú, ¿por qué no dices nada?
- Porque soy verde. No ladro bonito, ni tengo un tatuaje que me defina.
- Pero, tendrás algo bueno, ¿no?- insiste el abuelo.
- Sí, que intentando encajar en algún lado,  he conocido a perros azules, rojos, amarillos, morados, naranjas, grises, negros, blancos....
- ¿Y qué has aprendido en tu búsqueda?- Insiste el abuelo.
- Que estoy contento de ser perro- Contesta el cachorro. El abuelo sonríe, acaricia a los tres y se los lleva de paseo contándoles otras historias.

23 mar 2011

Minirrelato: Historias de gatos (IV)

Caminando con sigilo y de puntillas caminaba el gato observando, escuchando. De vez en cuando acudía a las reuniones de otros gatos a compartir visiones.

-¿Cómo va el mundo?- se preguntaban unos a otros intercambiando pareceres.
-¿ Habéis escuchado lo que se comenta?- preguntaba uno aludiendo a los ladridos de los perros aulladores en la noche.
- Sí, es la misma idea, pero dicha con otras palabras, en otros contextos parece fresca.
- Ese pescado no es del día - dijo uno de los expertos sin apenas inmutarse.
-Lo sabemos, ya está todo inventado, lo importante es que no se olvide.
- Entonces, ¿cambiará todo para que nada cambie?- preguntó el de tono pardusco.
- No, todo cambiará, dale tiempo- aseveró el más silencioso. El cambio viene desde dentro, cada vez vienen más refuerzos, son como pequeñas luciérnagas. Ellas irán guiando al resto.
- ¿Guiar a dónde, a qué y para qué?- insiste el gatopardino.
- A caminar sin miedo, a que levanten la vista y miren con sus propios ojos, escuchen con sus propios oídos, a que lleguen a sus propias conclusiones.
- Sí, eso es muy bonito, pero ¿para qué quieren la libertad sino saben usarla?
- El uso o el abuso se comprueba con la práctica - añade de nuevo el experto.
- Y, ¿para eso hace falta una guía?
- No, sólo hacen falta ejemplos.

De repente, se hace el silencio. La reunión gatuna da por concluida la sesión. Se dispersan, regresan cada uno a su puestos de vigías silenciosos.

19 mar 2011

La sombrilla: Antes, niños de la guerra. Ahora, guardianes de la memoria

Desde su atalaya de Pedreg­alejo, Clotilde, mira el mar de frente, con el muelle del Candado a la izquierda y el puerto de Málaga a la derecha, a sus pies un cementerio. “Son vecinos tranquilos, no dan un ruido”, bromea mientras nos muestra las plantas de la terraza y un botijo africano con una cara en relieve, recuerdo de su estancia en el Congo Belga en la época colonialista. Clotilde Vega y su marido Paul Mandeville nos abren la puerta de su casa, para contarnos un poco de la historia de una época que parece lejana, pero de la que ellos son testigos vivos. Niños a los que la guerra transformó su patio de juegos en trincheras, alejándoles de sus familias.


Los 36 niños a su llegada a Ostende (Bélgica)

Clotilde no quiere decir su edad , aunque "tiene un hijo de 60 años", dice señalando una foto con orgullo. En el interior de la vivienda, su marido Paul escucha lo que hablamos y nos enseña unas fotos en blanco y negro. En una de las imágenes hay unos niños subidos a un camión y en la otra 36 niños españoles “solos, agotados y llenos de sarna” posan ante la cámara en Bélgica. Chavales sacados del infierno de la Guerra Civil española pero que sin saberlo eran conducidos a otro escenario bélico, la invasión nazi de Francia y Bélgica durante la II Guerra Mundial.

Clotilde-niña, o “Toti” como pide que la llamen, tenía 12 años cuando sube a un camión junto sus compañeros de viaje para atravesar los Pirineos nevados rumbo a Bélgica en el invierno de 1939. La primera parada fue en Francia donde esperaron unos meses antes de proseguir viaje. Allí estuvieron en un hotel cuyo salón de actos se transformó en patio de juegos, para amenizar las horas ensayaban una pequeña obra de teatro “Botón rompetapones”.

En Ostende (Bélgica), la acogió en su casa el periodista Mathieu Corman, reportero y corresponsal de guerra, de origen belga y que estuvo en el frente español haciendo coberturas para el periódico francés “Ce soir”. Amigo de Robert Capa y Hemingway compartieron trincheras y vocación. Corman estuvo en Guernica durante el bombardeo: “Era uno de los pocos que tenía cámara nocturna y sacó fotos de la ciudad entre las llamas. Esas fotografías inspiraron el cuadro que pintó posteriormente Picasso”, dice Toti con orgullo. “Eso lo descubrí por casualidad, en una librería de Estados Unidos consultando un libro sobre el pintor malagueño. Allí estaba la fotografía de mi padrino y la explicación sobre el cuadro. Fue encontrarme de repente con su legado”. “Las fotografías de la guerra las guardo en una caja en la buhardilla, muchas veces me subía a ver a España en guerra. Fotos del frente, de los soldados”.

Corman, fue su padrino y la hacía practicar el español para que no lo olvidara. Toti, en Ostende retomó sus rutinas de niña, tales como: ir al colegio, estudiar. Hasta que la mañana, del 10 de mayo de 1940, llegó del colegio a la librería de su padrino y la encontró precintada. Esa librería durante la invasión fue considerada como “estafeta comunista”. Al llegar y ver la puerta precintada ya no supo nada más de él: “Nunca pudimos ponernos en contacto para no delatar su posición”. Este fue el detonante que la hizo decirse a sumarse a la resistencia: “Yo quería ayudar”, dice con humildad mientras su marido Paul añade: “Toti, es la 'Audrey Hepburn' malagueña. Las dos hicieron de enlace durante la guerra”.

De nuevo su vida volvió a cambiar, su padrino tuvo que esconderse, vivir en la clandestinidad. Toti por su aspecto aniñado, su cuer­pecito delgado, no llamaba la atención. Era una niña más, pero eso le sirvió para ayudar en un grupo de resistencia antifascista. De memoria privilegida, Toti llevaba mensajes y paquetes a direcciones que no podía apuntar. Acudía a citas en los parques donde dejaba libros llenos de secretos ocultos entregados a desconocidos. “No sabía quién era ni cómo se llamaba, por seguridad. Por si me detenían para que no delatara a nadie durante los interrogatorios” . “También solíamos quedar en los cines, reservábamos varias butacas vacías y con la luz apagada haciamos el intercambio de mensajes. Durante una de las sesiones encendieron las luces y dos soldados alemanes sacaron a la gente de la sala para cachearlos. Yo me metí el papel en la ropa interior y no me pillaron”.

Algunas de las precauciones que tenían que tomar era: “Comprobar si alguien los seguía demasiado tiempo, revisar las casas de los enlaces y asegurarse si había señales en las ventanas advirtiendo de que la casa era segura o no. “ Si había una maceta de flores puesta en el alféizar significaba que no era segura que no entráramos. Había que estar siempre alerta”, continúa añadiendo una anécdota: “Una vez me despisté y no me fijé que estaba la maceta colocada en la ventana. Había una redada encubierta ya que entraban los soldados de incógnito y aparcaban los coches lejos de la casa que iban a intervenir. Se llevaron a dos hermanos – un chico y una chica- los torturaron de tal manera que a uno de ellos no le volvió a crecer el pelo”.

“Todavía tenemos amigos que conservan el tatuaje con la numeración que les ponían en los campos de concentración. Son mayores cuando mueran se olvidarán sus historias, sus testimonios. Y 'ellos' habrán logrado su objetivo”, dice refiriéndose al fascismo y las 'purgas' que se hicieron en los campos como Ravensbruck (Austria) cerca de Mauthausen a donde enviaron a 7.000 españoles”.

Toti y Paul, recuerdan fechas, nombres y lugares con precisión casi milimétrica, no desean olvidar : 

"Para que esos episodios no se repitan”. En la actualidad, están muy comprometidos con los movimientos por la paz, la memoria histórica y toda aquella causa que ayude a dejar un mundo mejor para sus nietos. “Hay que implicarse, aunque sea para hacer bulto. Si en una manifestación hay 102 personas, y de repente hay 104, somos Paul y yo”, añade sonriendo mientras salimos a la calle a pasear junto a la orilla del Mediterráneo.

17 mar 2011

Minirrelato: La sombra de Casandra

Casandra bajó de madrugada a la playa, tenía mucho en que pensar. No hacía frío, simplemente una brisa templada acariciaba la orilla. Caminó despacio mientras el fuego ardía en la ciudad situada a su espalda, no quería mirar atrás sabía lo que estaba pasando, simplemente seguía hacia delante.

Observó el mar, buscando otras orillas, sólo tendría que cruzarlo, pero el agua lisonjera aunque mansa no era accesible. No lo podría cruzar. Casandra continuó caminando por la arena, como gato persiguiéndose la cola. El horizonte está ahí tan cerca y tan lejos- pensó. De repente miró el mar con enfado, otras veces buscaba en él su refugio, su muro de las lamentaciones, pero ahora éste no recibió ni lamentos ni susurros, de su boca no salió ni un improperio, pero se agachó, cogió una caña que las olas habían depositado en la arena y con toda su fuerza se la devolvió al mar. ¡Llévatelo y no lo dejes en la orilla!- ordenó con firmeza y siguió caminando.

El brillo de las llamas produjo una sombra en la oscuridad. Pequeña al principio, pero advirtió que cuanto más se alejaba crecía, se alargaba, aunque de manera desigual. De repente, las piernas crecieron de tal manera que se volvieron gigantescas, desproporcionadas. Admirada de su sombra comprendió que ahora sí podría cruzar, cualquier orilla era accesible. Por un instante sintió la seguridad de dar el paso y cruzar al otro extremo, el horizonte ya no era el límite, existía un más allá.

Esta reflexión no trajo paz a su alma. Una sombra de piernas largas no apaga ciudades en llamas - pensó, se giró para mirar la ciudad y escuchó los lamentos de aquellos desconocidos que morían sin ser reconocidos o  recordados. Casandra distinguió a los que sufrían callados y no alzaban su voz para no molestar, los intuía por los silencios. Los que se callan son los más graves, lo sabía.

Así que volviendo sobre sus pasos regresó a la ciudad, mientras caminaba hacia el fuego su sombra volvió al tamaño normal, proporcionado. Una sombra cualquiera, simplemente una más, pero que volvía para ayudar. Antes de abandonar la playa  echó un último vistazo al mar, respiró  la húmeda brisa y sonrió al ver que la caña que había lanzado seguía flotando sobre las olas.

Recomendado: Una idea, un proyecto: "Bentejuí" por Armando Ravelo


Argumento: La película narrará la vida de Bentejuí, desde su nacimiento, hasta los últimos días de la resistencia indígena, pasando por su rebelde juventud como heredero del gobierno del sur de la Isla de Gran Canaria. La historia se centra de forma especial en el éxodo de la resistencia indígena desde la capital de la isla hasta una fortaleza natural donde pasaron sus últimos días, Ansite.


Protagonistas: Tony Bernetti - Bentejuí. José Antonio González - Faya. Ruth Armas - Guayarmina. Maykol Hernández - Fernando de Guanarteme.

Dirigido por: Armando Ravelo
Guión de: Armando Ravelo
Dirección de correo electrónico: info@bentejui.com

15 mar 2011

Opinión: Un comentario en el Spam

Como cada mañana reviso el blog, la cantidad de visitas, los comentarios - no suele haber muchos - aunque luego la gente suele decirte a toro pasado eso de: "Nena he leído tu blog y que chulo está!! Cómo se nota que te lo curras". Bueno, que me lo curro sí, pero es un hobby, una manera de conciliar la recién estrenada creatividad con la vocación de contar.

En fin, que me voy por las ramas, que la gente no suele dejar muchos comentarios pero esta mañana veo uno en el Spam y como siempre los borro, pero este estaba en inglés y venía a decir algo así como: "Hola, me gusta tu blog, lo he encontrado a través de Google y parece muy informativo, seguro que alguien se aprovechará de lo que escribes", luego completa el párrafo con enlaces a páginas pornográficas.

La verdad es que me sorprendió el mensaje y la forma de acabarlo, nunca pensé que aprendería algo del Spam, durante un instante dudé entre borrarlo o enmarcarlo. Sea como sea, logró su objetivo me dio en qué pensar.

12 mar 2011

www.youtube.com
Entrevista a Enrique Meneses un periodista con numerosas vivencias, que ha sido corresponsal en Oriente Medio e India, director de programas y revistas. Y que, a sus 82 años, tiene un movimiento en redes sociales con 3.500 seguidores en Twitter y más de 1400 amigos en Facebook.

8 mar 2011

8 de marzo. Dietario de mujeres

Mujeres lavando en la acequia.
Foto:NogueraNaturalmente

  • Yeyita se levantaba 5:00 de la mañana para ordeñar las cabras y hacer queso fresco.
  • Juana a las 6:00 traía el pan recién hecho y lo dejaba en una bolsa anudado en la puerta.
  • Agueda a las 7:00 recogía los huevos de las gallinas y mandaba a dormir al gallo.
  • Antonia a las 8:00 preparaba el desayuno para los niños y los abuelos.
  • Sarito a las 9:00 abría la tienda de ultramarinos, con todo previsto para los 'olvidados'.
  • Mariquita a las 10:00 se colocaba en la cabeza un barreño cargado de ropa para lavarla en la acequia.
  • Antonia a las 11:00 retomaba la costura que había dejado de madrugada.
  • María a las 12:00 recogía tomates en el invernadero.
  • Lorena a las 13:00 echaba en la sartén, con el aceite hirviendo, los bollos de naranja y las tortas de carnaval.
  • Pepita a las 14:00 sacaba el sancocho y las papas, preparaba la pella de gofio con plátano. Y te venía a convidar.
Podría seguir poniéndole nombre y acciones a las horas, pero cada uno tiene las suyas...

5 mar 2011

Sinergias. Dos formas de contar una historia: Hormigas

‎" -¿Qué haces?- preguntó una hormiga a la otra. - Dejando miguitas de pan- contestó. Y eso, ¿por qué?- insiste la primera. Para guiar al que me busca y alimentar al que se pierda.....Cosas de hormigas " by YSH

"...quisieron encontrarle al zapatero la horma de su zapato,pero al final de aquel reguero tan sólo quedaban las migas de un sueño quimérico,restos de un hormigueo ya lejano..." - © QUIMÉRICAS-Q#-Lápiz grafito sobre papel reciclado-http://cort.as/03qJ

3 mar 2011

Cultural: "Yo estaba allí", los testigos de la Guerra Civil reconstruyen la memoria de Málaga.

¡Atención!, ¡Den un paso al frente y preséntese! Humilladero, Comares, Carratraca, Nerja, Álora, Casabermeja. Monárquicos, republicanos, religiosos, ateos. Caciques y criados, señoritos y pastores, costureras y agricultores, analfabetos e intelectuales. Antonio Alarcón, Francisco Casasola, Enrique Vandulken, Tecla Fraud, Santiago Souviron, Clotilde Vega, Manuel Muñoz..... ¡Yo estaba allí!


Ellos lo vieron todo, lo escucharon, lo vivieron en primera persona. Son los protagonistas de la obra documental "Yo estaba allí" de Fernando Arcas y su equipo. Niños testigos de la muerte de sus padres, niños desamparados que no entendían el porqué de aquel atropello. Niños como Manuel Muñoz o Clotilde Vega que ahora ancianos siguen pasando lista mental de los ausentes. Nombres y apellidos repetidos para evitar que el olvido no les imponga una segunda muerte. “De niño me decían que era 'rojillo', y yo contestaba que no era el color sino lo que a mí me hicieron. No entendía lo que significaba todo eso. Yo no era consciente de nada, pero cuando tomé consciencia de lo ocurrido tomé la decisión de dignificar el nombre de mis padres y hermanos”, dice Manuel dirigiéndose al público. Y así lo hace al formar parte de la Fundación para la Memoria Histórica y desde su libro: “Crónica de un niño en la guerra”.

El film documental "Yo estaba allí" del director y profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, Fernando Arcas, es producto de la compleja investigación realizada por el equipo el departamento de Historia Contemporánea de la UMA, con este trabajo Málaga reconstruye su memoria a través de las bocas de estos testigos. El recuerdo configurado por los 500 testimonios recogidos para la muestra aportan fechas, nombres, apellidos de los niños la guerra y sus familiares muertos.

Otra visión la aportó Clotilde Muñoz, niña malagueña que se había trasladado con su familia a Madrid donde les atrapó el inicio del conflicto: "Soy hija única, y con 12 años se decidió que me enviaban primero a Cataluña y luego a Bélgica para huir de la guerra, todavía recuerdo la imagen del edificio de la Telefónica (Madrid) lleno de agujeros por los obuses", asegura y describe cómo fue el viaje: "Eramos 36 niños y un profesor, primero estuvimos en Mataró (Cataluña) viviendo en la nave industrial de una fábrica de chocolate más de un año hasta que se decidió enviarnos a Bélgica".

Clotilde describe como fue el trayecto para cruzar la frontera: "Eramos 36 niños viajando sentados en el suelo del camión, dormíamos en el suelo. Atravesando los Pirineos llenos de nieve, el camino era difícil y estrecho, así que el camión ya no pudo seguir y tuvimos que continuar caminando. Yo me caí por un precipicio y me sacaron anudando las mantas unas con otras".

De esta manera llegaron a Francia de la que recuerda que los soldados al cruzar el paso fronterizo les gritaban "Pas arreté, arreté", para que avanzaran más rápido mientras les empujaban con la culata de sus armas. "Cuando llegamos a Bélgica se nos distribuyó a diferentes familias, aunque se procuraba que no perdiéramos el contacto, así practicábamos el español y no lo olvidarlo". Al término de la guerra prosigue Clotilde: "Regresamos a España pero sin comprobar si esos niños conservaban familiares y hubo muchos que su futuro fue ir a asilos o conventos para hacer de ellos curas o monjas".

Niños separados de sus familias que salían de la Guerra Civil en España pero que sin saberlo eran conducidos hacia otro infierno la II Guerra Mundial. Clotilde, “Toti” como pide que la llamen, rememora cómo la invasión nazi en Bélgica volvió a transformar su vida de nuevo.

"Estos son los recuerdos de las dos Españas enfrentadas. Una España de silencio obligado y de olvido forzado. Esta es una historia sin rencor y sin olvido", asegura Arcas.



"Yo estaba allí" documental de Fernando Arcas. Ateneo de Málaga dentro de las proyecciones que realiza en el Cine Fórum y en el ciclo 'El cine mira a la izquierda'. Guión, dirección y presentación Fernando Arcas. Música: Antonio Meliveo; Locución: Domi del Postigo.

Minirrelato: Al estilo Ennio Morricone

Morricone Xilófono de entrada,  hace imaginar una bailarina, leve y ligera, pero pronto la banda sonora trae intriga al cuadro. El tutú se v...