3 feb 2017

Minirrelato: El almendro en flor. La promesa.

Quinta de los Molinos
Allí estaba ella, susurrándole al oído consejos o poemas, dependiendo del momento. Se sabía una mujer bella, inteligente, con ganas de superarse y aprender. Cuando encontró una oreja con camino directo al corazón supo que tenía que quedarse. Llegó el momento de transformar la unidad en pluralidad. Se sentía entusiasmada. Notaba como las raíces de sus pies se clavaban en la tierra, las flores que llevaba enganchadas al pelo empezaron a abrirse. La bella se convirtió en almendro. No estaba enterrada debajo. Era un árbol completo.

Los pájaros gustaban de posarse a conversar y cantar entre sus ramas. ¿Dónde está tu amado? - Le preguntaban a veces. Ella sonreía y decía: Está dentro de mí. Dejé la mesa puesta y cuando buscó el descanso del guerrero, colgó la armadura y se sentó a comer. 

- ¡Qué amor más raro!- repetían los pájaros que tenían a su pareja al lado. Ella sonreía de nuevo. Mi amor es espiritual, sin barreras de tiempo, lugar o cuerpos caducos. No tiene arrugas y nuestra descendencia estará al servicio de un bien mayor.

- ¿Un bien mayor? ¡Pero, si te has convertido en un almendro! - jaleaban las aves. 
- Sí - rebatió sin perder la sonrisa- La almendra es la leche de la tierra. Ante esa respuesta los pájaros dejaron de preguntar y siguieron cantando.

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Morricone Xilófono de entrada,  hace imaginar una bailarina, leve y ligera, pero pronto la banda sonora trae intriga al cuadro. El tutú se v...