Opinión: Publicidad y la crisis

La Publicidad esa actividad que usa la persuasión para intentar posicionar un producto en nuestras mentes hasta hacernos creer que forma parte natural en nuestra vida, que nos hace pensar que para estar más completos debemos comprarlo.


Esta actividad, de entre la variedad de recursos con los que cuenta, utiliza la implicación del receptor para que éste se sienta identificado con lo que se le intenta vender. La publicidad es consciente del cambio de hábitos que trae consigo el momento actual y cambia su registro.

Nombramos los últimos acercamientos de este gremio a la sociedad. Así en el contexto de crisis que vivimos, adaptan sus anuncios para decirnos que se puede cenar en el balcón de casa igual que en el mejor restaurante o que la vida está llena de crisis y victorias, pero una vez que se es un anciano, solo se recuerdan los buenos momentos y para ello hay que llenarlo de experiencias y celebrarlas.

En nuestra cultura posmoderna donde ya los clásicos han perdido su brillo y Homer Simpson se ha erigido como filósofo de renombre. Los productos actuales están tan llenos de ideas que hacen de la publicidad un "Pepito grillo" que jalea a la sociedad en pos de un mundo irreal.

Un mundo donde nadie envejece gracias a la cremitas, ni engorda a pesar de comer comida basura, ni ensucian el medio ambiente a pesar de que todos los alimentos prefabricados generan una cantidad desmesurada de desperdicios o que consigue que cambiemos la fruta real por otra deconstruida.
La palabra "crisis" toma fuerza por momentos porque nos encontramos en el ojo del huracán pero hasta la publicidad la ha hecho suya insertándola en los mensajes de manera sutil, a pesar de la recesión económica debe seguir comprando.
Los productos con horario fijo como el desayuno ya se pueden tomar en la cena, así nos se despertaremos de buen humor y si te pones a pensar ahorras un montón.
En fin, que la publicidad siempre nos sorprende y nos da qué pensar incluso en momentos difíciles.