24 nov 2016

Poesía: El Banco (II)

Loiba, El País
La farola está apagada.
El verano se acabó,
Y con él sus excesos.
¿Cuántos se sentaron
y charlaron entre sus maderos?
Barcos varados,
Hasta la siguiente pleamar.
No hay tripulación,
La góndola se transformó
En navío de guerra.
Pero no hay tripulación.
¿Dónde están los marineros de las fotos?
¿Dónde los besos robados a chicas ciegas por el uniforme
y los propósitos de traer la paz?
El banco, góndola suspira solo en noviembre.
Echa de menos el verano,
y las historias falsas para conseguir cariño de urgencia.
La madera cruje entre el oleaje seco del ruido de los coches.
Banco seco porque la lluvia no viene a visitarlo.
El silencioso banco-góndola-navío
quiere ser trono de almas que desean morir entre sus astillas.
Él espera a oscuras a que llegues de madrugada,
para llevarte más cerca,
Donde los chasquidos se confunden con la furtividad de los que se refugian entre las sombras de un banco agrietado y seco. Veranos mejores han vivido sus maderas viejas. (YSH)

* Enlace de interés. El banco (I)

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