16 jun 2012

La sombrilla, reflexiones: La niña de Rajoy es costurera

Soy de la generación Disney, esa que nos vendía la moto de que si una damisela en apuros gritaba pidiendo ayuda. Al escucharla venía un apuesto príncipe que se crecía ante la adversidad y la rescataba. La situación crítica se solucionaba, se restablecía la paz y la felicidad inundaba el mundo entero con música de violines y el eco de los besos.

Aunque la programación infantil haya dejado su huella impresa en nuestra memoria histórica, el paso del tiempo rompe las construcciones o representaciones de la realidad fruto de la imaginación de otros. Ahora, la versión que nos ofrecen los medios es la de una España-damisela endeudada hasta los ojos, mal mirada en Europa y apestada por los activos tóxicos. Una España donde la palabra "rescate" hace que se nos haga un nudo en la garganta, porque no la rescatan a ella sino a los bancos.

España se siente segundona. Ella que con sus aires de grandeza dedicó sus desvelos y concentración de recursos al vil barro. Las construcciones de ladrillo pagadas con el sudor de la frente se transforman a pasos agigantados en nichos de lujo. "Polvo eres y en polvo te convertirás".  Pero no te preocupes, mi querida España, los pisos-nicho cuentan con todas las comodidades para que en la estancia no te sientas como un muerto-vivo.

Las torres de  pisos-colmena o los latifundios convertidos en huertos de chalets donde los nuevos ricos podían hacer barbacoas mientras sus niños jugaban al pádel, o tragaban cloro en la piscina unifamiliar. Todo eso era para que no sintieras que con tu sangre nutrías la hipoteca que heredarán los hijos de tus hijos.  España llora porque no quiere ser Españistán.

España llora porque no puede estudiar, porque algún día, fue esa niña a la que su padre contaba cuentos imaginando su futuro: "Quiero que (la niña) sea un heraldo de la libertad, de la tolerancia y de los derechos humanos, porque habrá crecido en libertad, y no tendrá miedo a las ideas de los demás, y habrá aprendido a respetar a todos los que respetan la ley. Quiero que sienta un hondo orgullo por ser española, por pertenecer a esa nación tan vieja, tan admirable que le habrá ofrecido las mejores oportunidades, pero que habrá sabido ser exigente con ella para convertirla en una mujer madura y responsable". (Extracto del primer discurso de Rajoy en 1993).

España llora, porque ya no es ninguna niña y es consciente de sus errores. España sangra, pero no puede ir a urgencias porque el copago y los recortes hacen de las heridas un artículo de lujo. España llora porque estudiar es una aventura solo apta para grandes bolsillos. España llora porque no quieren que la rescaten Mefistófoles vestidos de falsos héroes, los hombres de negro. España no quiere cuentos. Necesita soluciones, no tijeras que destrocen el futuro de las nuevas generaciones.

La niña dulce de los cuentos se transforma en la chica de la curva. Las bestias no se convierten en príncipes encantadores, sino en sapos pestilentes. El eco de los tijeretazos suenan, mientras de fondo una voz infantil canta con inocencia: "La niña de Rajoy es costurera, porque nos recorta el médico y la escuela".


1 comentario:

Alfred dijo...

Nos venden el miedo, de que si la banca, el sistema financiero nacional, se resquebraja, el país se hunde. Para ello lo hunde del todo, para poder dar una tabla de salvación, a esa mala banca nacional, que solo mira por su salvación.
Un saludo.

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