6 ene 2013

La sombrilla, reflexiones: Cuando te sales del guión

Me encanta hablar, tener conversaciones inspiradoras. Lo he pensado a menudo. Una buena conversación es un viaje del que se pueden aprender muchas cosas. Mi interlocutor, despotricaba de  la sociedad capitalista y el alejamiento de los antiguos valores que enseñaba la Tierra cuando se la escuchaba. Me alegro por él, pues entiendo que esta sociedad está llena de mentes planas que se conforman con lo tradicional y que las cosas cambien lo 'justito'. ¡Alguna burbuja surgirá!- se reza a escondidas, mientras se esgrime la creatividad y la imaginación como la escalera que sacará la sociedad del hoyo.

Graffiti. Santa Rosalía. YSH
Personalmente, nunca vi un hoyo como tal. Para mí, fue como salir del infierno de Dante e ir escalando la espiral hacia arriba. Por eso pregunté a mi interlocutor esta mañana, en qué punto estaba él: ¿Profundizando en el hoyo o mirándolo desde fuera?- le sorprendió la pregunta y contestó positivamente que: "Sentía que había llegado al borde y que podía mirar las cosas con perspectiva".

El conversador decía que: "La sociedad había perdido la inocencia de la niñez para poder levantar ese mundo con la energía necesaria." Ante, ese argumento, y teniendo como ya tengo asumido que con mis casi 36 años soy una ingenua crónica sin remedio ni cura. Seguiré creyendo que la sociedad tiene algún apaño. A veces me lo tengo que recordar y apuntarlo en un 'post 'it' para poder saludar a mis convecinos con una sonrisa y un buenos días.

También es cierto, que cuando te pones a hablar con alguien es como si tuviera un guión aprendido. Unas ideas preconcebidas y aunque esté dispuesta al diálogo, hay que dejar tiempo para que macere el matiz que propicie cualquier cambio por nimio que sea. Así que le propuse un pequeño juego: Observa a tu alrededor con mirada de pez. Intenta no perderte el movimiento de las hojas mecidas por el viento, o la mosca que vuela a tu izquierda- le dije. Se quedó sorprendido ante tal propuesta.

Y me preguntó el por qué de ese juego y mi respuesta fue: Que cuando voy a pasear, salgo a escuchar y ver la vida sin juzgarla, a descubrir el arte estático o en movimiento. Que la ingenuidad no está en la mirada sino en el alma. Y cuando aprendes a ver la vida en perspectiva y a vista de pájaro eres libre, aunque te sientas atrapado como una perdiz en una jaula y tapada con un trapo para no distinguir si es de día o de noche.

Salirse del guión tiene sus consecuencias, eres un ser de extrarradio, un loco, un poeta maldito, o un maldito sin más. 




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