17 jun 2021

Minirrelato: Cuando Ascón recordó que era historia

La Vanguardia
 Allí en la cueva mientras los hombres demostraban su hombría buscando y cazando mamuts y demás casquerías para sacar adelante las familias que tenían. Ya que en en ningún lado se leyó que eran monógamos, pero sí que tenían muchos hijos y ancianos que alimentar. Bocas que como pajaritos pedían cuando tenían hambre o lloraban cuando tenían frío.

Una de esas noches un cazador llamado Ascón no podía dormir y se le acercó una de sus hijas, lo miró a los ojos. Pupilas despiertas y llenas de luz, que lo miraban con amor y admiración. Debía tener tres o cuatro años, pero en aquella época el tiempo se medía de otra manera. La abrazó, para protegerla del frío y le preguntó por qué no dormía. Ella le dijo que en su cabeza oía voces que no se callaban. El padre intrigado le dijo que le contara lo que esas voces le decían. 

La niña, llamada Mata, empezó con su voz infantil a relatar lo que veía y escuchaba de esta forma: Papá, dicen las voces que las luces del cielo se llaman estrellas, que los cambios del calor al frío, son las estaciones; que pronto vestiremos trapos que nos quitarán el frío y las cuevas serán diferentes. Las voces dicen que volaremos como los pájaros, y que nadaremos como los peces, que seremos dueños de la tierra hasta arruinarla y dejarla sin comida. Y llegará el día en que nos hincaremos de rodillas y pediremos perdón a la tierra por quemarla, robarla, abusarla y destruirla. 

A todo esto Ascón, la escuchaba asombrado, los espíritus se habrían apoderado de su cabecita, ¿sería una bruja? Sintió miedo por ella y por lo que le harían los demás si la escucharan, así que le puso un dedo en los labios a la niña y continuó la narración: El hombre está condenado a crecer y a hacer grandes cosas en su vida, sepa o no sepa hacerlas. Unas veces creará vida y otras las destruirá. El ser humano tocará las estrellas con los dedos, y bajará la luna a sus niñas iluminadas. Porque un padre con una hija que ve el futuro, debe correr para ver más que ella y protegerla. Él también intuía que la vida era algo más que comer frío y dormir caliente. Pero la urgencia de las necesidades diarias le habían hecho olvidar aquellos sueños que tenía a la misma edad de Mata. De niño las voces también le robaban el sueño por la noche para decirle que su hija sería reina, y que hombres y mujeres romperían los moldes del patriarcado y del matriarcado. Moldes que los tenían atrapados como el chico aquel que quería volar con las alas de cera. 

Incluso él sabía que esas voces eran de otros tiempos, eso que otros llamarían Historia, para ellos su ahora sería 'pasado' y lo que otras familias contarían sería el origen del 'futuro'. Consciente de que su instante era pretérito, y que su niña vidente volaba a otras épocas. La abrazó con fuerza, para que su calor le diera sueño a esos ojos despiertos y brillantes como la luna. Le sonrió y le dijo a Mata: Querida hija, había una vez una niña que sabía contar historias que escuchaba cuando dormía, así que mi niña dile a las voces que repartan el trabajo. Y dejen descansar tu tierno cuerpo, que el peso de la Historia no deben llevarla los niños, gracias por recordarme que mi trabajo es hacer que la historia sea. Para que tus mejores capítulos se hagan realidad, duerme mi niña, duerme, que yo te voy a  velar.

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