13 jul 2012

La sombrilla, reflexiones: Historias desgarradoras, ficción o no ficción

Si es que me tengo que reír, porque somos absurdos. Me gusta escribir, escribo de oído, como me sale del alma, como los músicos autodidactas. Muchas veces me dicen eso de: "Escribe un libro, invéntate una historia desgarradora. El drama vende". 

Escucho eso, y automáticamente mis cejas se enarcan hasta su altura máxima. Pero, ¿cómo me dicen eso, si luego vas y le cuentas tus problemas a alguien y se abruma con los detalles? No aguantan la mirada del que sufre, no tienen capacidad para escuchar al que se lamenta. Le piden que se comporte, que sea fuerte, que la vida es una rueda que gira y gira, que sea positivo, que el sufrimiento pasará. 

¿Por qué me dicen que escriba algo dramático? Pero, si nadie se lee el periódico que alerta de las hambrunas mortales de los países subdesarrollados, o los desahucios de los desamparados de los países desarrollados. ¡Nadie paga para estar informado de la realidad, sus peligros y como prevenirlos!

Somos absurdos, no nos interesa el dolor del vecino del quinto, ni sus problemas, pero pagamos para ver como salpica la sangre de la pantalla. Pagamos ficción, pero no pagamos los periódicos que también cuentan historias de debacles reales. La vida misma cronificada segundo a segundo. 

Cuando me dicen: "Invéntate una historia", me dan escalofríos, simplemente no puedo, me falta mundología. Quizás por eso estudio Periodismo y no Literatura. Te puedo contar muchas historias, pero ninguna será ficticia, podría contarlas, porque la atención que tu pones en 90 minutos de ficción yo la pongo en observar la realidad. Mis actores serían reales, sus diálogos estarían vivos, calientes, llenos de saliva. 

Como dice mi hermana: "La gente no quiere problemas gratis, prefiere pagar por ellos". Muchas veces pienso que la mejor ficción es la vida misma, pues cuando la cuentas tal cual es, ciñéndote a los hechos, la gente cree que le estás contando  películas. En fin, "to be continued".



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