5 sept 2010

La sombrilla, reflexiones de verano (XI)

La luna es un barco surcando el cielo, Niña Pastori ya ha sonado tres veces desde el CD del coche: "De boca en boca va. Anda y dime que es mentira que tú no tienes dos corazones".

Pues no, dos corazones no, pero sí tengo: "La camisa negra, porque negra tengo el alma", me la prestaron los Juanes para que no me diera frío. En el bolsillo de la camisa encontré un recorte con unas letras impresas: "Je ne t'aime plus mon amour. Je ne t'aime plus tous les jours" de Manu Chao.

Punta Cana es el siguiente destino, nos bajamos las cinco almas del coche, entramos al garito y la luna se queda fuera. Dentro cuelgo la camisa en el perchero y jugamos una partida de billar, sin prisas, sin profesionalidad.

El local estaba casi vacío lo llenaba nuestro grupo, bailamos sólo las piezas de música house y en las de gitaneo hicimos galanteos. Las chicas "como siempre" dueñas de la pista, los chicos haciéndose los interesantes copa en mano y gastando cigarrillos durante la espera.

A las cuatro se acabó el baile y el billar, la aventura siguió pero la luna con su ojo medio cerrado se perdió la diversión y no lo puede contar. En el coche continúa Pastori con sus dos corazones y yo me volví a poner la camisa negra.

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