Desde que descubrí a Yoani Sánchez, y su blog Generación Y hace más de dos años, ha sido siempre - al menos para mí - un ejemplo claro del espíritu del periodista: cronista de su tiempo y que no permite que ningún régimen autoritario y vertical acalle su voz.
Sus posts claros, sencillos, pero con mucha fuerza retratan con naturalidad cómo sobrevivir a un régimen que te pone una mordaza en la boca y otra en la mente. Todo con el objetivo de que cualquier idea no afín a su cuadriculado imaginario se asfixien y mueran.
Me alegra comprobar que el cambio de modelo comunicativo lo lideran los pequeños. Yoani Sánchez con su lucha y esfuerzo personal ha sabido utilizar la tecnología y las estructuras comunicativas internacionales para que su voz se haga escuchar. La piedra en el estanque crea ondas y éstas han traspasado barreras gracias la imaginación y el espíritu de superación. Yoani no se ha conformado con posicionarse en contra y decir: ¡Basta! El ostracismo en el que se vive en Cuba estimula la imaginación buscando nuevas fórmulas para que su voz se escuche en todo el mundo.
Términos como conectados y desconectados, inforicos e infopobres - con los que se intenta describir una realidad en la que el individuo no puede hacer escuchar su voz debido a que la falta de la tecnología no se lo permite- son para esta mujer jerga intelectual que se limita a describir y no a descubrir.
Yoani ha superado con creces cualquier limitación, no se queda en la queja o la visión negativa del problema da un paso más allá. Y ahora el mundo la conoce como la "heroína" de la comunicación, la disidiente tecnológica en un mundo que arrastra dictaduras pasadas de modas y que obligan al pensamiento único. Porque aún no se han enterado que a la mente y a las ideas no se les puede poner barreras.
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