20 jul 2010

La sombrilla, reflexiones de verano (II)

Este es un verano complicado, nos llegan los ecos de huelgas, las cifras del paro, cierres de empresas... Hay demasiada incertidumbre, a muchos el terremoto les ha dejado durmiendo al raso. Y es difícil mantener la moral alta cuando te acosan los bancos, te persiguen las facturas o la nevera está vacía.

Otro ejemplo de que algo no va nada bien a nuestro alrededor es el número -cada vez más alto- de amigos y familiares con cáncer, ¿qué está pasando?, ¿qué estamos haciendo mal?, ¿por qué una sociedad en la que se invierte tanto en innovar y buscar nuevas formas de auto-complacencia o auto-destrucción no lo hace en salud? Invertir en la salud que salva vidas, y tal vez, no tanto en la que ofrece una belleza superflua.

Hay problemas fuera y hay problemas dentro, a pesar de eso, luchar por la supervivencia es el lema. Recuperar la salud también necesita refuerzos positivos: intentar ayudar, animar, inspirar al que tienes al lado para que no cunda el pánico.

Buscar nuevos senderos de progreso entre los escombros, o tal vez, reutilizar esos cascotes para construir sueños nuevos, empresas nuevas, intuir oportunidades entre las sombras. Palpar con los dedos dónde está el interruptor de la luz, pues, si aún no vemos algún destello al final del túnel, habrá que encenderla. No vaya a ser que se haya fundido la bombilla y a alguien se le haya olvidado cambiarla.

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