El embrujo de la medianoche reside en pensar que es eterna, que las horas no pasan. La niebla reposa sobre el suelo silenciosa y etérea. Los gatos caminan de puntillas ocultos por ese vapor níveo que rodea la ciudad...Viviendo en el interior el mar no se oye, quizás tal vez se intuye, esa niebla sospechosa de ser salada viene a traer el mensaje de las olas muertas en la orilla.
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